Luz apagada

Hay veces que cae el peso del mundo sobre mis hombros. Cuando escucho alguna noticia desafortunada, como suelen serlo casi todas. A veces leo algo que creo que me interesa, y sigo leyendo y de pronto todo se apaga, se apaga la luz del mundo, y mi interior se convierte en una gruta sin fondo, una gruta que quema y que da vértigo.
Así sucedió hoy, tras leer sobre nuevas asesinadas. Mujeres que son vividas como agujeros penetrables, mujeres que son vistas como un juego al que hay que vencer, dominar, matar y desaparecer. Hoy leí algo que me hizo sentir que los seres humanos somos los más oscuros de este mundo... Intento volver la vista hacia la luz, pero sigo viendo de reojo el lienzo negro... De un paro cardiaco por el dolor... De un paro cardiaco por el dolor insostenible... A los dieciseis años... De un paro cardiaco... Tras haber sido usado su cuerpo como un contenedor de múltiples objetos...
Intento volver la vista hacia la luz, pero está manchada de negro.

Voy a escribir sin pensar, o al menos voy a escribir sin pensar demasiado. No puedo pensar aunque quisiera en realidad. Tengo una migraña que no me deja. Todo a causa de la regla. Estoy desesperada y sin fuerzas para hacer nada en concreto y me encuentro con facetas mías que rechazo porque me han enseñado a rechazarlas. Me duele casi toda la columna vertebral. Llevo diciendo semanas que iré a buscar remedio, pero no lo hago porque me pospongo, hago otras cosas que no son tan importantes como mi espalda y me convenzo de que sí lo son. Es que hay que trabajar, hay que rendir, hay que socializar, hay que descansar. Y el calor del día me enloquece y me convierte en una persona sin  huesos, en una persona flácida sin fuerza para ponerse de pie y decir: hoy voy a hacer algo por mi vida, hoy encontraré la forma de salir de esta abulia que se repite una y otra vez.
No sé qué hacer para sentirme mejor. Por lo menos Hannah ha vuelto a casa y está conmigo. Lleva durmiendo todo el día y no entiendo cómo puede hacerlo. Ahora está acostada a mi lado, formando una media luna con su cuerpo, pero hacia atrás. Su barriguita peluda y suave está en contacto con mi brazo. Intento no pelearme con el dolor pero es inútil. Tengo ganas de que termine ya. Todo pasa, todo, y este dolor de cabeza también pasará. Pero noto como si una gota de sangre quisiera atravesar mi craneo por la parte izquierda, la siento empujando, persistente, taladrándome desde dentro, y me pregunto si saldrá, si en algún momento podrá salir, y si cuando lo haga todo será igual de suave que la barriguita de Hannah.
Hace poco me desnudé y él me dijo que tenía heridas en la espalda, eran como rasguños horizontales. Y no recuerdo cómo me los hice. Me dio miedo no recordarlo, les hizo una foto y se veía perfecto, eran golpes. ¿Cómo puede ser que no recuerde unos golpes así? Me sentí triste y confusa... Parece que hay golpes que no recuerdo. Mi cabeza se incendia por dentro. Mi cabeza se ha convertido en un huevo gigante en el que algo dentro está luchando por salir. Me va a romper la cabeza desde dentro. No puedo escribir más.