Friday, October 23, 2009

Desde mi balcón

puedo ver a los pájaros en el alambre.





Cuando me desnuda el aire...



Y cuando se evapora el sol...

Monday, October 12, 2009

Sabes que si mi vida transcurriera en un segundo, no sería así. Pero es verdad que mi vida transcurre en un segundo; cada segundo distinto e irrepetible, cada segundo que sólo puedo percibir y darle sentido a través de la secuencia de varios segundos que van formando minutos, horas, días, meses, años. Porque si viviera un segundo distante a otro entonces sería como atragantarme con un mínimo de aire después de haber estado ahogada, y en ese único segundo no me importaría absolutamente nada de lo que veo, ni de lo que oigo, ni de lo que huelo, ni de lo que siento, sólo me importaría el hecho de poder volver a respirar, mientras todo lo demás es ajeno a mí.


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Hoy amanecí con un dolor de cabeza insoportable, abro mi correo y leo: "Noticia de último momento: estás resfriada." Vaya, y así me lo dice. Le respondo: "Bueno, pero sólo espero que sea hoy." Y no me contesta nada.
Afuera el sol quema y el aire anda feliz, contagiando con su ritmo a las prendas que cuelgan de los balcones de los vecinos, pareciera como si bailaran. Tengo los pies helados.
Es la hora de la comida, y no tengo nada hecho, no tengo hambre, pero tengo que comer, no me dan ganas de preparar nada. ¿Qué hay? Espinacas, garbanzos y setas enlatadas. No está tan mal. Las espinacas son las que hacen que la anemia no se alebreste, y puedo agregarle ajonjolí que tiene mucho calcio.
Vuelvo a abrir mi correo al no saber qué hacer, no tengo ganas de hacer nada: "Noticia de último momento: las razones de tu resfriado son sólo por los acontecimientos del sábado." Bueno, pues a pensar entonces, tal vez así se me quite.
Estoy fatal, no puedo agacharme porque el dolor aumenta como si tuviera vértigo entre más se acerca al suelo. La nuca me palpita y los ojos también. Tengo mucho frío pero ya estoy muy abrigada y mi cuarto es el más caliente de toda la casa, le da directamente el sol. Me da un poquito de náuseas.
"Quiero morir cinco minutos, ¿me despiertas después?"
"Noticia de último momento: no puedo hacer eso por ti"
Me dan muchas ganas de llorar.
Lo que pasó el sábado no es tan importante, pero me ha afectado muchísimo. Vivir vidas paralelas en un mismo lugar no está tan chido.
Salí con el italiano de 27, no diré su nombre porque no tengo derecho de hacer eso. Me desgastó emocionalmente con sus caras de tristeza y se enojó porque no quise dormir en su casa. ¿Pero por qué me afecta tanto? No tengo ni idea. En primera, nunca debí haber salido con él si no tenía ganas. Tal vez es eso. Tal vez estoy enojada conmigo misma. En segunda, después de haber tomado un poco de vino y algunos licores italianos me puse muy sensible y le conté cómo fueron mis "dulces 16" que de dulces no tuvieron absolutamente nada. Debe ser esto porque me están dando ganas de vomitar. Que después de contarle las experiencias que tuve, él se enojó porque no me quise quedar en su casa.
Necesito estar en casa... que mis padres me cuiden como si tuviera cinco años de nuevo. Aquí me siento muy sola. Y se desprenden unas lágrimas suicidas de mis ojos.
Pienso hablarle a Jose, que es el que más me cuida últimamente. O el que siempre sabe qué decir o qué hacer... o el que me acaricia el pelo mientras intenta tranquilizarme. Pero no contesta.
No quiero llorar, el dolor se concentra más, necesita el agua de mis ojos para diluirse ahí dentro.
"Realmente espero que sólo sea hoy."
Y no me contesta nada.

Thursday, October 8, 2009

FdelP: P.M.

"¿y de qué sirve un mundo único y personal, Palinuro, cuando se supone que hemos nacido para compartir nuestra vida y apacentar juntos nuestros sueños, cuando se supone que estamos aquí no sólo para compartir los caracoles y la cerveza, sino también nuestras risotadas, nuestras guerras de colores y nuestras filosofías huecas? Eso no se perdona porque es algo que se acerca a la verdad más terrible y al mismo tiempo más simple y obvia de todas, y es que con cada uno de nosotros nace y con cada uno de nosotros muere un universo, ya lo han dicho antes que yo, ya lo decía la abuela Altagracia(señora de los lugares comunes) cuando afirmaba que cada cerveza es un mundo, un universo entero con todos sus planetas, sus estrellas, sus millones de personas y de ideas, sus estudiantes y sus huelgas. Bueno, esto no lo decía ella, con todos estos agregados, pero es lo mismo. Y nuestra fragilidad es tanta, tanta nuestra miseria, que no sólo por razones de filosofía profunda nosotros nunca somos sino que estamos siendo y no seremos del todo hasta nuestra muerte sino por otras razones menos altisonantes y más terrestres: nuestras glándulas, nuestras hormonas, nuestros alimentos. Cuando yo me como este caracol, por ejemplo, quizás estoy ingiriendo un alcaloide desconocido, una droga misteriosa, un veneno lento que comenzará a cambiar insensiblemente ya no digamos el curso de esta noche, sino de mi vida entera. Palinuro, ese olor a amoníaco que nos llega del mingitorio nos desagrada a ti y a mí, sino sencillamente porque las neuronas de nuestros centros olfatorios están despiertas y funcionan bien, pues tienes que saber que hay lesiones en el cerebro que vuelven insoportable y hasta doloroso el olor de un nardo.¿Y cuándo se ha visto que duela el aroma de las flores como no sea aquel de las rosas rojas que papá Eduardo señalaba con su bastón en el parque Río de Janeiro, y eso es porque te duele haber perdido para siempre todo lo que ese aroma te trae a la memoria? (...) estamos hechos de palabras y las cosas también; porque nosotros somos tan sólo memoria y las cosas existen y son verdaderas cuando se dejan vestir, mansas, del mundo de las palabras, del aura iridiscente y temblorosa de voltios y vatios y protones y neurones con lo cual los positivistas enmascararon el grito del relámpago; por lo demás, no por eso son nuestras, no por eso sabremos nunca qué hay atrás de ellas; no por el hecho de que nos juren que las memorias de la Alhambra están hechas de fórmulas orgánicas de azúcar y anfibiologías arquitectónicas, no por eso, querido primo, la esencia de sus arabescos y sus celosías dejará de deshacerse ante nuestros ojos como espuma de Mediterráneo. Aunque decir "atrás", claro, sólo es un decir: no es que la esencia de las cosas esté atrás ni en ninguna parte: ni abajo, ni adentro, ni alrededor. Todas estas palabras no nos sirven para designar algo que no está ni en el espacio ni en el tiempo, porque espacio y tiempo son también palabras. ¿Y quién ha visto jamás una palabra redonda? ¿quién ha visto una sílaba color de rosa? ¿quién ha visto nunca a una frase correr por las calles gritando como loca? ¿Quién ha visto nunca a un párrafo gordo y oloroso a tabaco Príncipe Alberto sentarse en la banca de un parque para leer el periódico? ¿Quién ha visto jamás una ilusión vestida de encajes morados, o a un poema que revienta como un estornudo en el plexo solar y lanza la sangre a las alturas? La neurología, querido primo, habrá llegado a delimitar la región caliginosa y casi impenetrable de la memoria total y organizada y eterna la memoria en su más alta y profunda y desgarradora manifestación humana, la memoria absurda que es capaz de recordar para toda la vida y palabra por palabra un poema sobre los estudiantes o incluso más, la obra entera del hombre que dotó al cielo del arte con un razo macabro y un nuevo escalofrío, o incluso, imagínate qué estupidez, incluso puede aprenderse nombre por nombre y número por número el directorio telefónico de la ciudad de México o los Manuales Técnicos Ford, y que sin embargo es capaz la infeliz, la traidora, de olvidar para siempre, instante tras instante, las rosas olorosas y fragantes de la infancia y las voces y los ámbitos húmedos y dorados de una adolescencia impávida y triunfal: pero nunca,jamás, nadie ha encontrado, en ese huevo* que viste tú, en ese cerebro formado por intestinos blancos y barnizados y apelmazados, en ese laberinto de la concordia discordante rodeado y custodiado por serpientes apelmazadas y blancas, nadie, Palinuro, ha descubierto jamás o siquiera vislumbrado el rastro de un recuerdo, la huella romántica de una ilusión, el espejismo color ajeno de un sofisma, o el signo, el estallido imperial de una idea clásica o los surcos y las ámpulas, las cicatrices veladas por telarañas tornasoladas, los vestigios y las sombras que debieron dejar a su paso las palabras allí aprendidas y los razonamientos allí concebidos y las imágenes sensoriales del mundo y sus cosas: del mundo redondo y del aroma de las flores y la cerveza; de la tierra dulce y de la frialdad del hielo y el ardor de las esfinges; de la patria oscura, de la suavidad del fieltro y el sonido de las campanas, y de la juventud(¡de nuestra juventud, Palinuro!) y de la agonía y el ruido de las turbinas, y del color y de la forma de las casas y de las nubes y de las mujeres y del resplandor bárbaro del sol: nunca, jamás, ni mil años más tarde."

Palinuro de México, Fernando del paso.

(*el huevo es lo que sería el aleph para Borges)