Sabes que si mi vida transcurriera en un segundo, no sería así. Pero es verdad que mi vida transcurre en un segundo; cada segundo distinto e irrepetible, cada segundo que sólo puedo percibir y darle sentido a través de la secuencia de varios segundos que van formando minutos, horas, días, meses, años. Porque si viviera un segundo distante a otro entonces sería como atragantarme con un mínimo de aire después de haber estado ahogada, y en ese único segundo no me importaría absolutamente nada de lo que veo, ni de lo que oigo, ni de lo que huelo, ni de lo que siento, sólo me importaría el hecho de poder volver a respirar, mientras todo lo demás es ajeno a mí.
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Hoy amanecí con un dolor de cabeza insoportable, abro mi correo y leo: "Noticia de último momento: estás resfriada." Vaya, y así me lo dice. Le respondo: "Bueno, pero sólo espero que sea hoy." Y no me contesta nada.
Afuera el sol quema y el aire anda feliz, contagiando con su ritmo a las prendas que cuelgan de los balcones de los vecinos, pareciera como si bailaran. Tengo los pies helados.
Es la hora de la comida, y no tengo nada hecho, no tengo hambre, pero tengo que comer, no me dan ganas de preparar nada. ¿Qué hay? Espinacas, garbanzos y setas enlatadas. No está tan mal. Las espinacas son las que hacen que la anemia no se alebreste, y puedo agregarle ajonjolí que tiene mucho calcio.
Vuelvo a abrir mi correo al no saber qué hacer, no tengo ganas de hacer nada: "Noticia de último momento: las razones de tu resfriado son sólo por los acontecimientos del sábado." Bueno, pues a pensar entonces, tal vez así se me quite.
Estoy fatal, no puedo agacharme porque el dolor aumenta como si tuviera vértigo entre más se acerca al suelo. La nuca me palpita y los ojos también. Tengo mucho frío pero ya estoy muy abrigada y mi cuarto es el más caliente de toda la casa, le da directamente el sol. Me da un poquito de náuseas.
"Quiero morir cinco minutos, ¿me despiertas después?"
"Noticia de último momento: no puedo hacer eso por ti"
Me dan muchas ganas de llorar.
Lo que pasó el sábado no es tan importante, pero me ha afectado muchísimo. Vivir vidas paralelas en un mismo lugar no está tan chido.
Salí con el italiano de 27, no diré su nombre porque no tengo derecho de hacer eso. Me desgastó emocionalmente con sus caras de tristeza y se enojó porque no quise dormir en su casa. ¿Pero por qué me afecta tanto? No tengo ni idea. En primera, nunca debí haber salido con él si no tenía ganas. Tal vez es eso. Tal vez estoy enojada conmigo misma. En segunda, después de haber tomado un poco de vino y algunos licores italianos me puse muy sensible y le conté cómo fueron mis "dulces 16" que de dulces no tuvieron absolutamente nada. Debe ser esto porque me están dando ganas de vomitar. Que después de contarle las experiencias que tuve, él se enojó porque no me quise quedar en su casa.
Necesito estar en casa... que mis padres me cuiden como si tuviera cinco años de nuevo. Aquí me siento muy sola. Y se desprenden unas lágrimas suicidas de mis ojos.
Pienso hablarle a Jose, que es el que más me cuida últimamente. O el que siempre sabe qué decir o qué hacer... o el que me acaricia el pelo mientras intenta tranquilizarme. Pero no contesta.
No quiero llorar, el dolor se concentra más, necesita el agua de mis ojos para diluirse ahí dentro.
"Realmente espero que sólo sea hoy."
Y no me contesta nada.
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