Saturday, July 9, 2011

El diario de Susan

Dispuesta a vomitarlo todo me siento ante esta pantalla para sacar todo esto de mí.

Primero fue el paraíso terrenal...

Todo era perfecto, la familia me recibía de la mejor manera. Su madre, quien no había querido a su última novia seria, de pronto me adoraba, me regalaba aretes y se preocupaba por mí como si fuese mi propia madre. Su padre era más distante, pero a mí me caía muy bien, era muy introvertido, y tenía una mirada triste, me cayó bien desde el principio porque cuando me lo presentaron me abrazó a pesar de estar muy cansado y de haberse quedado esperando fuera de casa durante el tiempo que tardamos en llegar, por haber olvidado sus llaves. Lo más importante: el perro, capaz de deborar cualquier cosa que detestara, me había aceptado una vez que Paul, vegetariano, me dio una salchicha a mí, vegetariana, para que se la aventase al perro justo al entrar a casa. El perro no dudó en abalanzarse sobre mí pero para lamerme, y no para morderme. "Es increíble, te quiere, esto es una señal". Todo era una señal. Todo funcionaba para que estuviésemos juntos, al menos en ese territorio, en el territorio de su casa.
Fuera de su casa el territorio se hacía más hóstil, por lo menos en lo que se refiere a mi propia familia. Mi hermano estaba sumamente molesto de que yo pasara prácticamente todo el tiempo en casa de Paul. Mi madre me gritaba por teléfono que debía dormir en casa de mi hermano. Mi hermano me llegó a gritar y a mirarme con su mirada petrificadora con la que me siento sumamente amenazada y con la que mi cuerpo reacciona en sentido de supervivencia preparando la adrenalina que me haga salir corriendo en cualquier instante. Yo permanecí firme, temblando, pero firme. Defendiendo lo nuestro.
Siempre he tenido el apoyo completo de mi familia, sin embargo en este caso las cosas eran diferentes. Supongo que veía señales en donde quería verlas, pero sinceramente, en ese momento estaba haciendo lo correcto, disfrutar a más no poder una relación.
Las pocas veces que vi a mis amigos estuvieron muy cercanos conmigo, a veces me miraban como si no me conociecen, y estaban sumamente distantes con él, como si fuese un enemigo. Yo me sentía en medio, pero no me mortificaba, me sentía muy tranquila y comprendía que actuasen así ya que no lo conocían.
Con Paul todo era perfecto. No discutíamos, casi, y me trataba como a la princesa que Disney nos mete en el subconsciente hasta ahogarnos en una ficción poco fructífera, pero pasando casi todo el tiempo en la cama, no porque fuese la bella durmiente, sino porque explotábamos la sexualidad de maneras insospechadas. Aún así, su carácter se asomaba a veces, sobre todo cuando quería salir con amigos a solas, o cuando me ponía triste por la situación que tenía con mi hermano. Él se molestaba conmigo, y yo por mantener cierta armonía intentaba tranquilizarlo quedándome a su lado... Tampoco lo vi como una señal.
Aldo ya me había advertido de su mal carácter, pero no quise escucharlo, después de todo él era para mí "todo lo que siempre había deseado". Creía en mis sueños, me apoyaba, me regalaba sonrisas, me cuídaba, y, lo más importante, se dejaba querer y cuidar por mí, era sensible y comprensivo.

A veces las personas usamos máscaras...

Esa era una máscara suya. Puede ser que yo la haya fomentado añadiéndole virtudes desde mi imaginación, después de todo, la gente que me quería no lo veía muy bien, no se veía contenta con él. Yo simplemente pensaba que lo juzgaban sin conocerlo, lo cual es cierto también. Supongo que había varias cosas que chocaban, no se debía solo a él, sino a la situación. Cuando nacen sentimientos suele ser por un conjunto de causas, y nunca por una sola, nunca puede aparecer una causa por sí sola.

Fue así como viajó para verme, para quedarse conmigo por un tiempo.

Todos sus planes, que me encantaban, de pronto se vieron olvidados por él mismo. Llegó a casa, y se instaló en mi habitación. En un principio yo prefería que alquilara una habitación cerca de donde vivo, pero él insistió en que "ya que viajaba para acá, lo más lógico es que vivamos juntos". Y así fue como a mis veintiún años viví por primera vez con una persona. El problema principal fue que el espacio en el que él se instaló no era un lugar neutro para mí, sino que era mi lugar.

Él compró el billete de ida y vuelta prácticamente sin consultármelo, yo simplemente acepté con una sonrisa nerviosa una vez que él había hecho todas las cuentas, visto todas las posibilidades de viaje, etc. En un principio se quedaría por un mes, pero luego "¿por qué no me quedo para tu cumpleaños?" y entonces se quedó por tres meses, el tiempo máximo que alguien puede estar en Europa sin un visado. Me parecía que era una decisión que era importante pensarla entre ambos y con tiempo, pero Paul siempre fue muy impulsivo, y sin decir nada, un día me dijo que ya estaba todo listo.
Tenía malos presentimientos de ese viaje, siempre he sido muy celosa de mi espacio, mi familia lo sabe perfectamente. Me encanta estar sola, tener momentos para mí únicamente. No puedo estar acompañada durante varios días, me puedo volver loca. Necesito aire, respirar tranquilamente, estar en silencio absoluto tal vez escuchando mi propio corazón, a veces ni siquiera. He sido así desde que era pequeña, jugaba sola en los recreos, las maestras se preocupaban por mí y llamaban a mis padres, pero yo era sumamente feliz. Me encantaba cantar por ahí, y hacer mis propios cuentos en la cabeza. Mis padres bromeaban diciendo que era autista, yo sólo sonreía.

El desengaño...

El hecho de que él viniese y se quedase era romper con esa intimidad, con ese espacio que me pertenecía, que era parte de mí; y yo formaba parte de él. De pronto se llenó de él, y eso fue lo peor, ya no sabía qué era lo que me pertenecía, es más sentía cómo mi lugar dejó de ser mío para empezar a ser suyo.
Él vino a no hacer nada, a sentarse en el suelo de la habitación con su máquina y estar metido en twitter todo el día. Por las noches dormíamos en una cama, que ya no era mía, él no me dejaba dormir pronto porque no tenía sueño, yo al día siguiente tenía que madrugar, él se quedaba durmiendo tomando el poder de toda la cama y yo marchaba a clase con un sueño insoportable.
Las cosas se fueron distorcionando poco a poco. Él cambió su máscara, o yo cambié la mirada que tenía de su máscara. Pero mi libertad pronto se fue reduciendo, y con ella, mi propia vida. Tuve que ir a urgencias un día porque me dolía la cabeza desde hacía días, no podía levantarme de la cama porque me caía, tenía una infección renal, y no podía hacer nada por mí... Paul era agridulce. Me cuídaba muchísimo, me traía la comida a la cama, me decía que debía sentirme mejor, pero seguía acostándose conmigo y con la infección renal.
Él dejó de creer en lo que yo creía, y me empezó a anular. De pronto mis planes a futuro se vieron interrumpidos por sus propias palabras, después me pedía perdón, y decía que lo hacía porque tenía miedo de que él no estuviese en esos planes. Me decía que no fuera a los lugares que eran importantes para mí, y a veces se enojaba porque iba. No se trataba de tomar un café con alguna amiga, apenas podía tomarme un café clandestinamente después de clase con Carmen, sino que se trataba de mis actividades habituales, las que me llenaban: mi espacio externo empezó a contaminarse de él. No podía disfrutar de los lugares que solía disfrutar porque tampoco eran míos ya, sentía como si no debiese estar en ellos.

A veces los ríos se desbordan...

Tomaba clases de "danza profesional" los domingos por la mañana, y ahí se materializaron todos mis sentimientos. Se materializaron en lágrimas, en sollozos, en sonidos irracionales, se fugaron un montón de sentimientos que ni siquiera sabía que sentía; me había anulado a mí misma.
Salía de las clases sabiendo lo que tenía que hacer, debía terminar con eso. Pero al llegar a mi casa me encontraba en su territorio, no podía hacerlo, no tenía fuerzas para hacerlo.
Se cumplió el tiempo de su estancia. Nadie de mi entorno lo quería, absolutamente nadie, todo lo contrario, con la excepción de una persona, todos los demás deseábamos que se fuera. Yo en parte no quería que se fuera porque me quedaba en su espacio, y me daba miedo estar sola en él, como si me fuese a absorver o algo semejante.
Seguimos hablando por internet, pero no duramos mucho. Vi como había quedado yo, y mi cuarto, y todo; lo comparé con lo que alguna vez había sido, cuando él no estaba aquí. Después de clase me iba directo a casa a encender la computadora y hablar con él por skype, muchas veces no teníamos nada qué decirnos. Hasta un día, que me rebelé. Me fui con mis amigas de danza a tomar algo, él me mandó mensajes para saber qué pasaba, por qué no estaba conectada, se lo dije, me llamó por teléfono, discutimos.
Paul siempre fue muy manipulador conmigo, a veces rayando en lo absurdo, sobre todo en esos días. Me arruinó la noche, llegué a casa y estuvimos discutiendo hasta las tres de la mañana (él, amante de las discusiones, y yo todo lo contrario). Terminé tres veces con él esa noche, pero manipulaba todo de manera que no pudiese ser así. En las discusiones me decía cosas para lastimarme, para hundirme. Sabía en donde me dolía, era como si quisiese hacerme vulnerable para quedarme a su lado. Para sentirse superior a mí.
Al día siguiente le envié un mensaje terminando con él, y empezó la guerra de acoso telefónico, a todas horas, en todos los ámbitos. Yo estaba en una crisis nerviosa, no sabía que hacer. Hasta que poco a poco fue desistiendo. Después de dos meses volvió, y luego se fue, ojalá sea para siempre.

Este es el diario de Susan, seguramente el diario de Paul sea muy diferente.

Al final me dio a entender que yo era la que lo había lastimado a él. A veces me pregunto si realmente fue así, porque muchas veces por vanidad, negamos ciertas acciones o actitudes. Lo único que sé firmemente es que estoy mucho mejor sin él. Y doy gracias por habérmelo cruzado por el camino, porque no volveré a dejar que nadie pase por encima de mí. Porque sé que el amor sincero jamás le haría daño a otra persona por miedo a quedarse solo, sino que daría la libertad a la persona que ama, para que esta pueda realizarse.

Sanación...

Ahora me voy sintiendo mejor conmigo y estoy recuperando mi habitación perdida. No estoy esperando nada a cambio, y aprendo a disfrutar cada día, sola y acompañada (nunca estamos solos). Y citando a alguien que escuché hace poco: "¿tengo motivos para quejarme? sí ¿tengo motivos para no quejarme? muchísimos más".

2 comments:

vledesma said...

Él pudo e incluso puede creer saber quién soy, quién fui;
Pero ésa no soy yo.
Él pudiera empezar desde el comienzo
Escribiendo otras historias,
Borrando recuerdos compartidos,
Detalles importantes e insignificantes,
E incluso párrafos enteros…
Podría dibujar mi mente, mi cuerpo,
Con témperas, con palabras…
Pero ésa no seré yo.
Podría volver a decirme,
Si yo lo permitiese,
Quién hubiera de ser,
Y quien debiera de haber sido,
Y hacer un reflejo de mi rostro.
“Pero no seré yo
Quien esté dibujado en ese rostro,
Aunque sea mi rostro el dibujado.”
Porque yo, yo soy yo misma y lo que yo quiera ser.
Soy yo quien comienza y recomienza,
Quien decide ser y no ser.
Soy yo misma quien bien sabe quién soy yo.
Y tú, sí, ahora que ya lo sabes, date cuenta:
Estabas equivocado por completo.
Vuelvo a vivir.

leya said...

Parece hasta un rezo... :)