Hablando contigo de nuevo me acuerdo de aquella vez en la que me viste sumamente borracha, y yo te decía para todo "por supuesto", y yo me enamoraba de mí misma cada vez que lo decía y notaba que tú también sin darte cuenta, porque era como si esas palabras fueran dichas por algo que venía de un lugar totalmente ajeno a mí, me sorprendía, pero entre más lo decía más se evaporaba la sala en terciopelo rojo... Y nadie se daba cuenta más que nosotros, o por lo menos yo. Eran palabras que no me pertenecían: me sentaban mejor que si fueran mías.
Esa vez que me viste borracha no cuenta, ese "por supuesto" nunca me perteneció. Lo sé porque nunca pude volver a repetirlo, aunque en esa noche no haya parado de decirlo, ahora lo intento, y no puedo. Necesitaré quizá varios tequilas, o necesitaré quizá dejarme poseer por la diosa amagentada... Aunque no sé si ella quiera volver a apoderarse de mí. Si la llego a ver en boca ajena, puede que hasta le ruegue por que se introduzca en mí de nuevo, y embeberme en ella, aunque sea por última vez.
No comments:
Post a Comment