Monday, November 23, 2015

La carta que me hubiera gustado escribir

Estimado V:
No había escrito el artículo antes y no es que no quisiera hacerlo; de hecho después de encontrarme contigo estaba muy dispuesta a llegar a casa y ponerme a ello y tenerlo listo para el final de la semana como te dije, ¿o te prometí?, pero no contaba conmigo... Soy una persona difícil, que cambia de rumbo constantemente y que se entorpece con cualquier pequeña piedrecilla que se encuentra en su camino, así que al hablar contigo estaba hasta convencida de pensar seriamente la posibilidad de hacer el doctorado y que ese artículo sería el primero de muchos. Pero luego tomé el autobús y ahí las ideas se empezaron a diluir, todo se fue quedando atrás y al llegar a casa mi entusiasmo ya no era el mismo.
No es que sea bipolar diagnosticada, créeme que tampoco me lo diagnosticarían, pero muchas veces me embriago por la emoción y el entusiasmo del otro, y me dejo de ver, y cuando llego a casa me siento perdida y distante de lo ocurrido. 
Muchas veces me he preguntado cómo puedo ser tan entusiasta en un momento y de pronto perder todo el interés. Será porque me he llenado de los demás, y dentro de mí sólo hay vacío. Me pierdo. Me siento delante del ordenador por la mañana pensando que el día tiene que ser productivo y de pronto me veo delante de esa pantalla pensando: ¿qué hago? 
No tengo un plan fijo, ni un interés marcado por algo, y sobre todo, siento muchísima inseguridad.
Créeme que he intentado ponerme a escribir el artículo varias veces (un par, en realidad) pero la página en blanco me devuelve el vacío que hay en mí y me encuentro bloqueada. Empiezo a escribir frases inconexas que al final leo y reacomodo, pero suena todo mal para mi juez interna. 
Por eso no había escrito el artículo antes. Por eso, de hecho, no lo he escrito aún. Por eso tardé tantísimo en escribir el trabajo final de máster... Porque me pierdo en mi vacío e inseguridad.
No es que pase de ti, o de las oportunidades, es que no creo en mí.
Atentamente,
Yo 

Monday, May 11, 2015

Leo sobre la literatura contemporánea. Leo nombres. Leo porque mis ojos avanzan, y en mi cabeza resuenan letras, palabras inglesas. Imágenes de mi tía, cómo nos anunciaron su muerte, qué hacíamos, cómo reaccioné. Fuimos rápido, mamá estaba enfadada, ella quería estar a su lado, pero estábamos todos tan cansados. No pensaba en nada, había mucho dolor, dolor que me pertenecía y que se reflejaba en rostros ajenos, tan vivos. Mi tía yacía en la cama. Y muchas lágrimas. Un ambiente aterrador. Todavía la muerte estaba ahí. Lo inundaba todo, no sólo esa habitación, sino que se había metido hasta las tuberías de la cocina. Llegaba gente, mucha, y había un muerto en la casa, cada vez más verde. Era aterrador y doloroso. Me había despedido varias veces de ella. No la reconocía. Yo jugaba en su jardín, recogiendo flores. Un jardín que era un bosque. Su flor favorita el alcatraz. Al menos tenía una en esa casa de piedra. Reuniones familiares, fiestas, entomatadas. En la cocina siempre. Alimentándonos a todos. Yacía sobre la cama. Hicimos un círculo. Nos tomamos de las manos. A ella también. Tomábamos la mano de la muerte. Nos rodeaba enteros. Hablamos. Nos despedimos una vez más. Antes de enterarnos del cáncer que acabó con ella en un mes, jamás había pensado en la posibilidad de su muerte.
Últimamente siento ansiedad
después del sexo
antes del sexo
cuando no hay sexo
y siento la necesidad de ir al mar
pero a veces está lejos
y me conformo con lavar
la pila de platos
del fregadero
el agua me acaricia las manos
es suave
y extrapolo su suavidad a mi piel
entonces puedo perder la
mirada
para ver si entra
si entro en
mí o me alejo
y pienso el agua está muy cara
no puedo dejarla correr
por siempre
lejos del mar
y corto
corto el grifo
o la llave
o la canilla
o
y entonces la ansiedad
vuelve a entrar desde
el sexo hasta
el pecho
y se encierra en
la garganta

Friday, March 13, 2015

A veces bajas la mirada
A veces bajas la mirada y sé lo que estás pensando
creo que sé lo que estás pensando.
O tal vez sólo sepa que
a veces bajas la mirada.

El campo no es siempre verde
y yo estoy cada vez más lluvia.
Y a veces bajas la mirada
y sueñas con un campo verde
un campo lejano y verde
que no es este, porque en este
llueve pero no reverdece.
Es mentira.
El campo está más verde que nunca,
pero verlo no puedes.
Lo que pasa es que
el cielo no es azul. Sí,
el cielo no es azul, y no lo será
pronto, y
lloverá mucho, y tiene que llover
más y más, y quizás cuando termine de llover tal
vez salga el sol,
sólo tal vez.
Porque en realidad no hay ni
campo, ni
cielo, ni
sol.
En realidad no hay nada.
En realidad esto son solo palabras que no irán a parar a ninguna parte.
Porque esto no existe,
ya se ha hecho humo.