No sé si me he sentido así alguna vez, es muy probable que sí pero como estoy sintiendo ahora no puedo sentir "antes". (Por qué pensar lo que siento si ya lo estoy sintiendo?)
Lo digo por lo que tú y yo solemos decirnos.
Cometí el acierto, o el error (dejo los juicios al azar), de echarle un ojo a tus Diarios de desamor.
Es muy fácil darse cuenta de nuestras distintas realidades, de las etapas de nuestras vidas. Antes tu única y pura verdad era ella, la llamabas incluso como a veces me llamas a mí. Y aún así, estás convencido de que nunca te habías sentido así con alguien. Menos mal que la desmitificaste, menos mal que sabemos cómo era ella verdaderamente y cómo era su espalda (es una lástima que ella jamás pueda vérsela). Aún así vivías encantado por ella, tal vez tan encantado como estás conmigo ahora. Eras joven, aunque no sé si tan joven como yo.
Veo trozos de tus sentires pasados. De tus angustias, de tus tristezas, de tus exaltaciones, de tus miradas. Todo sigue una misma línea. Toda palabra poética está condenada por el aroma de la magnificencia, del engrandecimiento. Diarios de amor y de desamor, de eso se trata. No importa el quién ni el dónde, importa eso: el amor en cuanto a dolor.
Los poetas se enamoran de una diosa o de un dios inalcanzable o alcanzable, pero inmerecido tal vez. Y luego viene el desamor.
Vendrá más tarde el desamor?
Y efusivamente escribes y enmarcas y pones en un altar al pobre y desdichado desamor.
Resulta que es verdad que el desamor abre muy fácilmente en nosotros, los humanos, una puerta que conecta directamente con nuestras facultades creativas,(bellísima creatividad). Qué tristeza. Y podría hacer una oda a lo decadente de la creatividad humana ligada a lo decadente del sentimiento humano (buenísima paradoja). La moda es sufrir. Padecer.
No, no estoy enjuiciando a nadie, a ti te uso como ejemplo, y perdona por hacerlo, espero que no te moleste.
Hablo de un pasado y de un posible presente.
Se cruzan varias líneas. No estoy siendo clara, pero tampoco me interesa serlo.
Y se me viene a la mente lo "sublime" y los naufragios románticos que Goethe ensalzaba sobre la vida como naufragio. El vivir es naufragar.
Diarios de desamor.
Sentimientos que hieren permanentemente y que hacen al humano pequeño e insignificante.
En el fondo somos pequeños e insignificantes, pero es que a veces lo pequeño e insignificante es lo más grande y lo que le da sentido a todo. Lástima que estemos tan enfocados en lo externo, en lo que vemos y escuchamos sobre todo, que nos olvidamos de nuestra propia e individual existencia, así como de nuestra condición temporal.
Diarios de amor.
Amor puro, no amor mitificado, ni enviciado con necesidades personales, sino un amor desinteresado. No encasillemos al amor al de la pareja, sino al sentimiento que se puede tener hacia absolutamente todo. Un amor que simplemente acepta y dejar ser.
Te deja ser.
Ah, perdón! Pero es que la moda no es esa...
Diarios de desamor.
(Nota: no se hacen menos los sentimientos, ni el dolor que puede provocar un desamor, sino el recrearse en él; el enamorarse de un sentimiento que enferma.)
Monday, October 4, 2010
Friday, June 4, 2010
"¿eres creyente?"
-creo en la cueva de hielo que está en mi habitación y que no se derrite nisiquiera estando al lado del fuego.- -creo en el agua que bebo.- -creo en el aire que respiro.- -creo en la tierra que me sostiene.- -creo en ellas, que bailan en el agua.- -creo en ellos, que cantan y vuelan.- -creo en ella, que se expande, y se desenvuelve.-
"creo en... la vida"
"puedes llamarlo como quieras."
-creo en la cueva de hielo que está en mi habitación y que no se derrite nisiquiera estando al lado del fuego.- -creo en el agua que bebo.- -creo en el aire que respiro.- -creo en la tierra que me sostiene.- -creo en ellas, que bailan en el agua.- -creo en ellos, que cantan y vuelan.- -creo en ella, que se expande, y se desenvuelve.-
"creo en... la vida"
"puedes llamarlo como quieras."
Saturday, May 8, 2010
Salí de danza cansadísima y realmente no tenía ganas de salir, pero ya había dicho que lo haría. En clase estaba mareada. Últimamente dejo que la energía de los demás, sea buena o mala, entre en mí y me invada. Me sentía agotada.
Estoy demasiado sensible estos últimos días.
Salimos. Bailamos muchísimo, nos divertíamos mucho. La gente sólo veía y tomaba. Yo imaginé que no estaban y que sólo estaban ellas.
Estoy muerta.
¿En qué momento dejé de dejarme llevar?
No estoy muy segura, el cansancio me poseía y me obligaba a seguir bailando. Mis fuerzas cada vez eran menores, pero la música existía. Ellas existían. Yo existía.
Fue después cuando empezaron a existir los demás.
Y toda mi libertad de pronto se vió aprisionada por ellos. Me sentí totalmente vulnerable.
En un principio me daba igual. Después empecé a ver en sus ojos el recuerdo de una mirada que alguna vez he tenido hacia mí. Me empecé a sentir mal, y me sentí sofocada.
El cansancio era cada vez más grande.
Saludé a un grupo de personas que nos veía, reía y comentaba. Me enojé conmigo misma, ¿por qué les daba tanta importancia?
Ellos sólo no podían bailar como nosotras.
Ellos sólo no podían dejarse llevar.
Sus miradas morales nos invadieron.
¿Qué no es hora de que la gente empiece a vivir su vida y deje la de los demás?
Y ahí estabamos; eramos los esperpénticos espejos de sus atadas conciencias.
Se me olvidaba cuánto los necesitamos. Necesitamos que estén para tener nuestra referencia. Son la clave para encontrar nuestro centro.
Pero ¿si te mueven de tu centro?
¿Cómo sabes que ellos tienen la razón y no tú y que en el fondo estás descentrada?
¿Cómo sabes que ese centro que anhelas realmente existe?
De pronto, lo que me daba tanta seguridad, tanta confianza y tanta pasión, se desvanecía tras unas miradas en forma de crítica pero con un brillo escondido de angustiosa claustrofobia.
Y todo esto que ellos hacen, todas sus críticas, todas sus acciones, los llenan. Cuando están llenos ya no les cabe nada. Cuando no les cabe nada, su mirada está tan llena de cosas, tan turbia, que les es imposible contemplar la simple belleza de la creación.
La simple belleza del ser.
Estoy demasiado sensible estos últimos días.
Salimos. Bailamos muchísimo, nos divertíamos mucho. La gente sólo veía y tomaba. Yo imaginé que no estaban y que sólo estaban ellas.
Estoy muerta.
¿En qué momento dejé de dejarme llevar?
No estoy muy segura, el cansancio me poseía y me obligaba a seguir bailando. Mis fuerzas cada vez eran menores, pero la música existía. Ellas existían. Yo existía.
Fue después cuando empezaron a existir los demás.
Y toda mi libertad de pronto se vió aprisionada por ellos. Me sentí totalmente vulnerable.
En un principio me daba igual. Después empecé a ver en sus ojos el recuerdo de una mirada que alguna vez he tenido hacia mí. Me empecé a sentir mal, y me sentí sofocada.
El cansancio era cada vez más grande.
Saludé a un grupo de personas que nos veía, reía y comentaba. Me enojé conmigo misma, ¿por qué les daba tanta importancia?
Ellos sólo no podían bailar como nosotras.
Ellos sólo no podían dejarse llevar.
Sus miradas morales nos invadieron.
¿Qué no es hora de que la gente empiece a vivir su vida y deje la de los demás?
Y ahí estabamos; eramos los esperpénticos espejos de sus atadas conciencias.
Se me olvidaba cuánto los necesitamos. Necesitamos que estén para tener nuestra referencia. Son la clave para encontrar nuestro centro.
Pero ¿si te mueven de tu centro?
¿Cómo sabes que ellos tienen la razón y no tú y que en el fondo estás descentrada?
¿Cómo sabes que ese centro que anhelas realmente existe?
De pronto, lo que me daba tanta seguridad, tanta confianza y tanta pasión, se desvanecía tras unas miradas en forma de crítica pero con un brillo escondido de angustiosa claustrofobia.
Y todo esto que ellos hacen, todas sus críticas, todas sus acciones, los llenan. Cuando están llenos ya no les cabe nada. Cuando no les cabe nada, su mirada está tan llena de cosas, tan turbia, que les es imposible contemplar la simple belleza de la creación.
La simple belleza del ser.
Tuesday, May 4, 2010
El tiempo no pasa cuando estás en él.
El tiempo no se mueve, quien se mueve eres tú.
Si salgo de sus rieles y volteo hacia la izquierda, veo un montón de cosas que me parecen tan lejanas y que reviven emociones que no son propias de este momento, las evoco y desaparezco de donde estoy, mi cuerpo se queda, pero yo me he ido.
Tengo tantas opciones y es una maravilla que yo pueda elegir la que quiera. Además todas son únicas. Mi perspectiva es única.
Mientras estudiaba el otro día me salí un poco del tiempo al mirar mi brazo. Empecé a buscar el rastro de una cicatriz. Ahí está pero sólo está porque yo sé que está. Es casi imperceptible ya. Si le diera a alguien mi brazo y le pidiera que buscara la cicatriz no la vería, estoy segura.
(¿Seguirá existiendo la tuya?)
Vuelvo a meterme en el tiempo para sentirme acompañada. Estoy acompañada. Me encanta estar acompañada en él.
El mundo cobra forma cuando te mueves, pero cobra vida cuando te metes en el tiempo.
(Si te pierdes en lo que estoy diciendo piensa en los momentos de epifanía que hayas tenido en algún momento, cuando estás en el tiempo todo es epifanía. Sólo hay que estar. Sólo hay que ser.)
El tiempo no se mueve, quien se mueve eres tú.
Si salgo de sus rieles y volteo hacia la izquierda, veo un montón de cosas que me parecen tan lejanas y que reviven emociones que no son propias de este momento, las evoco y desaparezco de donde estoy, mi cuerpo se queda, pero yo me he ido.
Tengo tantas opciones y es una maravilla que yo pueda elegir la que quiera. Además todas son únicas. Mi perspectiva es única.
Mientras estudiaba el otro día me salí un poco del tiempo al mirar mi brazo. Empecé a buscar el rastro de una cicatriz. Ahí está pero sólo está porque yo sé que está. Es casi imperceptible ya. Si le diera a alguien mi brazo y le pidiera que buscara la cicatriz no la vería, estoy segura.
(¿Seguirá existiendo la tuya?)
Vuelvo a meterme en el tiempo para sentirme acompañada. Estoy acompañada. Me encanta estar acompañada en él.
El mundo cobra forma cuando te mueves, pero cobra vida cuando te metes en el tiempo.
(Si te pierdes en lo que estoy diciendo piensa en los momentos de epifanía que hayas tenido en algún momento, cuando estás en el tiempo todo es epifanía. Sólo hay que estar. Sólo hay que ser.)
Sunday, March 21, 2010
Wednesday, March 17, 2010
Basta una mirada para derrumbarme.
Y en ella se concentran muchas más.
Se me hace un nudo en la garganta y ya no sé a cuál de todas estoy viendo.
Miro hacia otra parte evitándola por completo pero la sigo sintiendo encima y sólo se me ocurre decir que tengo prisa.
Me voy.
Pero me tortura el resto del día.
Y en ella se concentran muchas más.
Se me hace un nudo en la garganta y ya no sé a cuál de todas estoy viendo.
Miro hacia otra parte evitándola por completo pero la sigo sintiendo encima y sólo se me ocurre decir que tengo prisa.
Me voy.
Pero me tortura el resto del día.
Saturday, March 13, 2010
Me gusta mi momento único e irrepetible.
Me gusta tener unos brazos que puedan abrazar mis piernas.
Me gusta tener unas piernas que puedan abrazar mis brazos.
Me gusta tener sensibilidad en las piernas y en los brazos.
Me gusta tener unas rodillas en las que pueda apoyar mi frente,
Y me gusta tener una frente que pueda apoyarse en mis rodillas.
Momento absolutamente bolita.
¡Vivan las bolitas!
Me gusta tener unos brazos que puedan abrazar mis piernas.
Me gusta tener unas piernas que puedan abrazar mis brazos.
Me gusta tener sensibilidad en las piernas y en los brazos.
Me gusta tener unas rodillas en las que pueda apoyar mi frente,
Y me gusta tener una frente que pueda apoyarse en mis rodillas.
Momento absolutamente bolita.
¡Vivan las bolitas!
Cuando tres mundos colisionan, hay caos.
No sé qué hacer con lo que tengo, con lo que tuve y con lo que tal vez tendré.
Hay un juego del pasado, presente y futuro. En donde el presente se me escurre de las manos.
En el presente hay algo. En el pasado hay algo. En el futuro quién sabe.
El tiempo nunca es el mismo.
El presente es el ahora. No sé si el aquí. Pero sin duda el ahora.
En el ahora estoy yo, sentada en mi cama, con los ojos fogosos por el humo de un olor a melocotón -no durazno-. En el ahora estoy yo, y me imagino siendo imaginada por ti. Y, así, existiendo en dos formas. Tu mirada, y la mía.
Me voy a fundir en el presente y a dejar llevar en las olas de un piano.
No sé qué hacer con lo que tengo, con lo que tuve y con lo que tal vez tendré.
Hay un juego del pasado, presente y futuro. En donde el presente se me escurre de las manos.
En el presente hay algo. En el pasado hay algo. En el futuro quién sabe.
El tiempo nunca es el mismo.
El presente es el ahora. No sé si el aquí. Pero sin duda el ahora.
En el ahora estoy yo, sentada en mi cama, con los ojos fogosos por el humo de un olor a melocotón -no durazno-. En el ahora estoy yo, y me imagino siendo imaginada por ti. Y, así, existiendo en dos formas. Tu mirada, y la mía.
Me voy a fundir en el presente y a dejar llevar en las olas de un piano.
Thursday, March 11, 2010
A veces digo cosas sin pensar en lo que realmente estoy diciendo, supongo que nos pasa a todos.
El discurso es simplemente el mismo, totalmente automatizado; sino fuera de esa manera entonces no se podría continuar hablando.
Yo tengo varios discursos.
Uno en especial.
Y cada vez que empiezo, mi cabeza se desconecta y dejo mi boca hablar.
Llevo con ese discurso mucho tiempo. En realidad no le doy a "play" muy amenudo, sólo con algunas personas, en algunos momentos muy concretos.
Así como no pienso en nada, no siento nada. Tampoco veo nada. Es como si estuviera detrás de una cascada, así veo, las formas no son formas, son sólo manchas de colores que no me interesa definir. Todo se bloquea y mi voz continúa.
Hoy, por alguna razón extraña, conecté con el discurso. Bueno, no con él en sí, sino con lo que contenía.
Hace mucho no me pasaba eso.
Y me enojé muchísimo.
Muchísimo.
Y mientras transcurrían imágenes un discurso secundario repetía: Lo odio.
Te odio.
Pensaba que se había ido para siempre. Que dejaría de atormentarme.
Pero no porque, aunque no lo quiera ver, su presencia la siente mi cuerpo y tiembla. Por qué tiemblo?
Por miedo?
Por enojo?
Por impotencia?
Por la desconexión?
Y eres un imbécil y te odio te odio te odio te odio.
No me creyeron por tu culpa. Fui tratada como una estúpida, y tuve que recurrir a la persona que más me dolía ver porque tú, TÚ, me lastimaste como nadie nunca lo había hecho. Y quería que muerieras. Día y noche.
Me convertiste en nada.
Me dormía llorando. Y despertaba llorando. Sin poder creer que estuviera viva, que fuera yo; no quería serlo.
Mis ojos me dolían y no podía refugiarme. Nadie sabía qué hacer conmigo y me hicieron a un lado. Y yo los hice a un lado. Excepto alguien... que lo único que pudo hacer por mí, porque claramante nadie puede retroceder el tiempo, fue llorar conmigo. (Gracias, por cierto.)
No podía más con mi realidad.
Y ya han pasado años. Y, un día voy caminando por la calle, y me doy cuenta que te sigo odiando. Y te odio aún más por eso.
Quiero que mueras en mi vida.
Quiero dejar de temblar.
El discurso es simplemente el mismo, totalmente automatizado; sino fuera de esa manera entonces no se podría continuar hablando.
Yo tengo varios discursos.
Uno en especial.
Y cada vez que empiezo, mi cabeza se desconecta y dejo mi boca hablar.
Llevo con ese discurso mucho tiempo. En realidad no le doy a "play" muy amenudo, sólo con algunas personas, en algunos momentos muy concretos.
Así como no pienso en nada, no siento nada. Tampoco veo nada. Es como si estuviera detrás de una cascada, así veo, las formas no son formas, son sólo manchas de colores que no me interesa definir. Todo se bloquea y mi voz continúa.
Hoy, por alguna razón extraña, conecté con el discurso. Bueno, no con él en sí, sino con lo que contenía.
Hace mucho no me pasaba eso.
Y me enojé muchísimo.
Muchísimo.
Y mientras transcurrían imágenes un discurso secundario repetía: Lo odio.
Te odio.
Pensaba que se había ido para siempre. Que dejaría de atormentarme.
Pero no porque, aunque no lo quiera ver, su presencia la siente mi cuerpo y tiembla. Por qué tiemblo?
Por miedo?
Por enojo?
Por impotencia?
Por la desconexión?
Y eres un imbécil y te odio te odio te odio te odio.
No me creyeron por tu culpa. Fui tratada como una estúpida, y tuve que recurrir a la persona que más me dolía ver porque tú, TÚ, me lastimaste como nadie nunca lo había hecho. Y quería que muerieras. Día y noche.
Me convertiste en nada.
Me dormía llorando. Y despertaba llorando. Sin poder creer que estuviera viva, que fuera yo; no quería serlo.
Mis ojos me dolían y no podía refugiarme. Nadie sabía qué hacer conmigo y me hicieron a un lado. Y yo los hice a un lado. Excepto alguien... que lo único que pudo hacer por mí, porque claramante nadie puede retroceder el tiempo, fue llorar conmigo. (Gracias, por cierto.)
No podía más con mi realidad.
Y ya han pasado años. Y, un día voy caminando por la calle, y me doy cuenta que te sigo odiando. Y te odio aún más por eso.
Quiero que mueras en mi vida.
Quiero dejar de temblar.
Wednesday, March 10, 2010
Escribo porque es mucho mejor que leer lecturas obligatorias. Lo más gracioso es que si las viera por mi cuenta sería distinto, tal vez incluso me parecerían interesantes, pero tenerlas aquí para una fecha límite las transforma en aburrimiento. Y en vez de leer el boletín de una academia me dan ganas de leer a Nietzsche (amanecí con unas ganas insoportables, no sé por qué).
Paradojas.
La tos no se ha ido, llevo una semana y media así. Había desaparecido un poco, pero ahora ha vuelto y, no, no la extrañaba. Es que ha vuelto el frío. Como no tengo calefacción hago lo que Anne y enciendo unas velitas. La verdad es que no me calientan para nada. Siento el pecho muy frío. Y por las mañanas me cuesta en exceso salir de la cama; ella me aprisiona, quiere que me quede con ella, pues en parte yo la mantengo calientita y sé que no quiere pasar frío. Me gustaría quedarme con ella -más bien, en ella- mucho más tiempo, pero el ‘deber’ llama. Y entonces la tengo que dejar toda triste. Por la noche sigue resentida conmigo, me recibe fría y un poquito húmeda a causa de su llanto silencioso. En fin, he hablado con ella miles de veces y de hecho conforme va pasando la noche se le pasa, y amanecemos muy enamoradas la una de la otra de nuevo, ella me abraza y yo me hago bolita para que sus brazos me aprieten más. Pero siempre llega el momento de tener que irme, y es lo mismo todos los días. Supongo que en verano será distinto, y le gustará que le dé el sol, y no me echará de menos.
Han arreglado mi persiana, entonces ya tengo luz natural. Últimamente hay sol, pero no calienta nada. Es un poco egoísta y quiere todo el calor para sí, además es 100% ególatra. Entonces sólo se cuela el frío por la “ventana”. Aún así, las vistas son muy buenas y me animan un montón. Antes me deprimía bastante porque tenía dos focos amarillos durante todo el día -daba igual que fueran las 12:00 am o las 12:00 pm- y a veces sólo podía escuchar el recuerdo del viento. Ahora me gusta estar en mi cuarto. Puedo ver el transcurso del día. Antes me iba a la sala con mis compañeras de piso, y tenía que chutarme programas malísimos de televisión que me estaban perforando la cabeza, ahora sólo escucho mi música y leo o veo hacia afuera o contemplo los estandartes luminosos de las velas.
La verdad es que no tengo mucho tiempo libre.
Por las mañanas tengo pocas clases pero siempre aprovecho para ir de compras o hacer cosas que “tengo” que hacer. Y por las tardes tengo clases después de comer. Generalmente salgo de clase a la hora en que prácticamente todo está cerrado, y es un poco deprimente saber que vuelves tan tarde a casa en compañía única del frío.
Necesito calor.
Voy a danza cuatro veces a la semana, y la adoro. Ahí tenemos una pequeña familia. Nos reímos muchísimo en clase, están todas locas, muchas veces no entiendo lo que dicen o no puedo seguir su humor, entonces sólo me miran muertas de risa, y yo respondo con una mirada de pánico. Es una clase muy completa. Tratamos aspectos tanto internos como externos. La profesora ya me ha dicho varias cosas que me pegan, es decir, tiene unas puntadas conmigo muy claras, y me hace pensar que mi piel y mis arterias son más transparentes de lo que pensaba. Y como ella puede verme, me siento acompañada y me contagia su sonrisa.
Supongo que este post podría considerarse un "update" de mi situación, para aquellos que quieren saber más de mí y que no les escribo, y que luego se quejan conmigo por no responderles. Lo siento de verdad. No soy una mala persona, lo prometo. Es sólo que cuando recibo noticias me quedo contenta al saber que ustedes están bien y que siguen ahí. Con eso basta.
Paradojas.
La tos no se ha ido, llevo una semana y media así. Había desaparecido un poco, pero ahora ha vuelto y, no, no la extrañaba. Es que ha vuelto el frío. Como no tengo calefacción hago lo que Anne y enciendo unas velitas. La verdad es que no me calientan para nada. Siento el pecho muy frío. Y por las mañanas me cuesta en exceso salir de la cama; ella me aprisiona, quiere que me quede con ella, pues en parte yo la mantengo calientita y sé que no quiere pasar frío. Me gustaría quedarme con ella -más bien, en ella- mucho más tiempo, pero el ‘deber’ llama. Y entonces la tengo que dejar toda triste. Por la noche sigue resentida conmigo, me recibe fría y un poquito húmeda a causa de su llanto silencioso. En fin, he hablado con ella miles de veces y de hecho conforme va pasando la noche se le pasa, y amanecemos muy enamoradas la una de la otra de nuevo, ella me abraza y yo me hago bolita para que sus brazos me aprieten más. Pero siempre llega el momento de tener que irme, y es lo mismo todos los días. Supongo que en verano será distinto, y le gustará que le dé el sol, y no me echará de menos.
Han arreglado mi persiana, entonces ya tengo luz natural. Últimamente hay sol, pero no calienta nada. Es un poco egoísta y quiere todo el calor para sí, además es 100% ególatra. Entonces sólo se cuela el frío por la “ventana”. Aún así, las vistas son muy buenas y me animan un montón. Antes me deprimía bastante porque tenía dos focos amarillos durante todo el día -daba igual que fueran las 12:00 am o las 12:00 pm- y a veces sólo podía escuchar el recuerdo del viento. Ahora me gusta estar en mi cuarto. Puedo ver el transcurso del día. Antes me iba a la sala con mis compañeras de piso, y tenía que chutarme programas malísimos de televisión que me estaban perforando la cabeza, ahora sólo escucho mi música y leo o veo hacia afuera o contemplo los estandartes luminosos de las velas.
La verdad es que no tengo mucho tiempo libre.
Por las mañanas tengo pocas clases pero siempre aprovecho para ir de compras o hacer cosas que “tengo” que hacer. Y por las tardes tengo clases después de comer. Generalmente salgo de clase a la hora en que prácticamente todo está cerrado, y es un poco deprimente saber que vuelves tan tarde a casa en compañía única del frío.
Necesito calor.
Voy a danza cuatro veces a la semana, y la adoro. Ahí tenemos una pequeña familia. Nos reímos muchísimo en clase, están todas locas, muchas veces no entiendo lo que dicen o no puedo seguir su humor, entonces sólo me miran muertas de risa, y yo respondo con una mirada de pánico. Es una clase muy completa. Tratamos aspectos tanto internos como externos. La profesora ya me ha dicho varias cosas que me pegan, es decir, tiene unas puntadas conmigo muy claras, y me hace pensar que mi piel y mis arterias son más transparentes de lo que pensaba. Y como ella puede verme, me siento acompañada y me contagia su sonrisa.
Supongo que este post podría considerarse un "update" de mi situación, para aquellos que quieren saber más de mí y que no les escribo, y que luego se quejan conmigo por no responderles. Lo siento de verdad. No soy una mala persona, lo prometo. Es sólo que cuando recibo noticias me quedo contenta al saber que ustedes están bien y que siguen ahí. Con eso basta.
Monday, March 1, 2010
Saturday, February 27, 2010
1ª persecución del hombre excéntrico
Salgo de casa, pero he olvidado algo, tengo que subir de nuevo, y cuando bajo lo hago justo a tiempo para saber que el hombre excéntrico vive cerca de mí. Él me lleva ventaja. Entonces, como el día está soleado, me pongo la misión de seguirlo, para saber en dónde estudia, simpre y cuando no se desvíe de mi camino.
Empieza la persecución.
El hombre excéntrico es altísimo, sus piernas son largas, pero se ven más alargadas por su pantalón de líneas verticales. Camina con prisa.
Primer obstáculo: tengo que dar dos pasos por uno suyo.
Segundo obstáculo: me empieza a dar una punzada en el pecho, por el aire frío que respiro y por lo rápido que voy, intentando no hacer ruido para no ser descubierta.
Camino, y esquivo a los niños que se ponen en mi camino y que tienen la salida de la escuela.
Sigo caminando, pero él va demasiado rápido, así que veo avanzando su sombrero extravagante cada vez más lejos.
Corro un poco para alcanzarlo.
Trato de parecer normal.
Siento la adrenalina en el estómago y escucho la música de Mario Bros en mi cabeza cuando este entra en lugares oscuros: “tunu tunu tunu… tunu tunu tunu… tun tun tun tun tun tun piripipi tun tun tun”
Esquivo a una señora con bolsas de súper, mi corazón va rápido. Lo sigo teniendo a la vista, pero corro un poco para no alejarme demasiado.
Tunu tunu tunu
Tercer obstáculo: calle empinada.
Sigo decidida, nada puede detenerme, el hombre excéntrico va cerca de mi facultad pero nunca lo he visto en ella.
Me distraigo un poco y lo pierdo de vista. No. Entonces empiezo a ir más deprisa y una señora me detiene (cuarto obstáculo: turista). La miro como diciendo, Sra. Estoy en un asunto importante. Pero ella parece necesitada. Suspiro, volteo a ver si está el hombre extravagante, lo he perdido. "¿Sí?” “Hola, perdona, estaba buscando la catedral.” “Estás muy cerca, no es en esta cuadra sino en la siguiente y das vuelta a la derecha, ahí la verás.” “Gracias”.
Sigo caminando. No sé en dónde quedó el hombre excéntrico. Volteo a todas partes, no hay rastros.
Dejo de buscar cuando voy llegando a mi facultad y de reojo noto algo extraño: el hombre extravagante. Está afuera de la facultad de Traducción fumando con unos amigos.
Gané.
Sonrisa de victoria.
Empieza la persecución.
El hombre excéntrico es altísimo, sus piernas son largas, pero se ven más alargadas por su pantalón de líneas verticales. Camina con prisa.
Primer obstáculo: tengo que dar dos pasos por uno suyo.
Segundo obstáculo: me empieza a dar una punzada en el pecho, por el aire frío que respiro y por lo rápido que voy, intentando no hacer ruido para no ser descubierta.
Camino, y esquivo a los niños que se ponen en mi camino y que tienen la salida de la escuela.
Sigo caminando, pero él va demasiado rápido, así que veo avanzando su sombrero extravagante cada vez más lejos.
Corro un poco para alcanzarlo.
Trato de parecer normal.
Siento la adrenalina en el estómago y escucho la música de Mario Bros en mi cabeza cuando este entra en lugares oscuros: “tunu tunu tunu… tunu tunu tunu… tun tun tun tun tun tun piripipi tun tun tun”
Esquivo a una señora con bolsas de súper, mi corazón va rápido. Lo sigo teniendo a la vista, pero corro un poco para no alejarme demasiado.
Tunu tunu tunu
Tercer obstáculo: calle empinada.
Sigo decidida, nada puede detenerme, el hombre excéntrico va cerca de mi facultad pero nunca lo he visto en ella.
Me distraigo un poco y lo pierdo de vista. No. Entonces empiezo a ir más deprisa y una señora me detiene (cuarto obstáculo: turista). La miro como diciendo, Sra. Estoy en un asunto importante. Pero ella parece necesitada. Suspiro, volteo a ver si está el hombre extravagante, lo he perdido. "¿Sí?” “Hola, perdona, estaba buscando la catedral.” “Estás muy cerca, no es en esta cuadra sino en la siguiente y das vuelta a la derecha, ahí la verás.” “Gracias”.
Sigo caminando. No sé en dónde quedó el hombre excéntrico. Volteo a todas partes, no hay rastros.
Dejo de buscar cuando voy llegando a mi facultad y de reojo noto algo extraño: el hombre extravagante. Está afuera de la facultad de Traducción fumando con unos amigos.
Gané.
Sonrisa de victoria.
Saturday, January 16, 2010
Wednesday, January 13, 2010
Tengo que escribir, tengo que organizar mis ideas. Tengo que decidir. Tengo que pensar, tengo que sentir. Tengo que sentir, tengo que pensar. Tengo que... Tengo que hacer tantas cosas, tengo que hacer tan pocas.
Y gotea el tiempo, gota a gota gotea. No para de gotear. Y decisiones. Y personas. Y materias. Y sentir. Y pensar. Y pensar. Y sentir. Gota. Gota. Gota. Se va. Gota. Y esperando. Gota. Y durmiendo. Gota. Y estudiando. Gota. Y hablando. Gota. Y planeando. Gota. Se va.
Gota.
Gota.
Gota.
Congélate ya!
Gota.
Y no para de gotear.
Y así pasa,
La gota es inmortal.
Gotea para siempre.
Gotea para acabar
Gota
A
Gota
Mi pensar
.
Mi sentir
.
.
mi respirar
Y gotea el tiempo, gota a gota gotea. No para de gotear. Y decisiones. Y personas. Y materias. Y sentir. Y pensar. Y pensar. Y sentir. Gota. Gota. Gota. Se va. Gota. Y esperando. Gota. Y durmiendo. Gota. Y estudiando. Gota. Y hablando. Gota. Y planeando. Gota. Se va.
Gota.
Gota.
Gota.
Congélate ya!
Gota.
Y no para de gotear.
Y así pasa,
La gota es inmortal.
Gotea para siempre.
Gotea para acabar
Gota
A
Gota
Mi pensar
.
Mi sentir
.
.
mi respirar
Subscribe to:
Posts (Atom)