Es curioso como la noche fue indagando poco a poco dentro de nosotros hasta entrar en nuestras conciencias cada vez más abiertas. Estábamos los tres ahí, una música que no escuchabámos en el fondo, y unas luces que parpadeaban y que nos iluminaban un poco y un poco, sin ser menos claros, y más difusos.
Se me nubló el corazón cuando supe que su padre había muerto, quedando en blanco mi rasgada garganta...
Friday, November 25, 2011
Sunday, October 16, 2011
Saturday, October 15, 2011
Habitación sin salida
No hay cosa más horrible que despertar y sentirte observada por algo que no puedes ver en la oscuridad y, sin embargo, sentir su presencia.
Soñé que iba al cine con Aldo, unos amigos de mis padres y mis padres. Íbamos a ver Psicosis. Pero en mi sueño Psicosis no era realmente la película de los violines de Hermann sino una que era la misma pero la trama era totalmente diferente. En el sueño esa era la verdadera Psicosis.
En algunas escenas el cine se alumbraba entero. Nosotros, como en un teatro, mirábamos en diagonal hacia la pantalla, pero si movíamos la cabeza podíamos ver todo lo que ocurría dentro del cine. A veces al mirar, veía que muchas parejas habían ido para estar a solas... Era más barato que un hotel.
Aldo tenía un poco de miedo porque nunca había visto Psicosis, yo quería verla para verla en pantalla grande, aunque no quería decirle que, precisamente porque sabía lo que venía, yo también tenía miedo, y ya empezaba a arrepentirme de estar ahí.
Entonces todo empezaba.
Una mujer va caminando por un malecón, el agua es azul turquesa, y alguien viene en bote hacia la orilla. El agua está calmada. La chica viene con alguien más, pero ese alguien más no se ve, sino que soy yo, yo veo a través del personaje que lo ve todo. El ojo de la cámara. Íbamos ambas en bikini, ella para meterse al agua se cambia: se pone un traje de baño negro de una sola pieza, mientras hablábamos como si estuviésemos reencontrándonos de algún viaje. Le preguntaba si se encontraba mejor, sabía que había tenido un poblema de esquizofrenia, cosa que el público no sabe aún.
La persona del bote era una mujer que le decía algo a ella, pero ella la ignoraba. Yo sabía que más tarde eso tendría su importancia. Nos metíamos al agua y nadábamos.
Entramos a la habitación de un hotel, o algo parecido. Hay como tres camas: la mía es una para una persona, estaba pegada a la pared; la de ella es más grande, pero con barrotes a los lados como parte de la decoración, estaba en medio de la habitación; y otra de la cual no era consciente. Había un corcho donde había cosas escritas por viajantes anteriores que estaba justo arriba de mi cama. Como era la segunda vez que veía la película, dejaba de prestar atención en los diálogos, que carecían de importancia en ese momento, y detenía la película en una escena para poder leer lo que estaba escrito en ese corcho... Eran palabras con cierto enigma en su conjunto, y la sensación era que, quienes escribieron, estaban en un momento crítico de sus vidas. No recuerdo las palabras exactas.
Pasan más cosas que no recuerdo, ella se ve sumamente segura de sí misma. Quiere hablarme sobre él, o yo soy la que insiste en hablar y le pregunto si puedo acostarme en su cama. Me dice que sí, pero que la condición es que nos miremos frente a frente, -sino él podía aparecer- y que si nos tocábamos fuera fluido y mutuo. Me acosté en su cama y empezó a hablarme, y empezábamos a acariciarnos. Entonces yo la veía, acostada en dirección hacia los pies de la cama, con la cabeza sumergida en agua justo en donde terminaba la cama, como si fuese una pecera gigante y azul en donde ella tenía metida la cabeza. Se cruzan escenas con las del mar del principio, en donde, ambas desnudas hacíamos algo similar. Me daba cuenta entonces que al pensar en el mar, mis manos se entorpecían, sabía que lo que vendría después ya era irreparable, y me daba miedo, pues ya había visto la película; su pecho se había convertido en piedra en mi mano torpe. Sabía que ella sentía que yo ya no fluía, había desaparecido su cabeza sumergida. Dejaba de tocarla y le pedía perdón.
Entonces ya sabía que se despertaría ese lado esquizofrénico (¿qué tanto mío, qué tanto suyo? ¿qué tanto yo era ella?). Sabía que todo estaba a punto de comenzar, quería levantarme e irme del cine y llevarme a Aldo conmigo, pero era demasiado tarde.
Llevábamos varios días ahí, ella había estado imposibilitándome todo. Se fue un día con mi pareja, usando mi vestido, mientras ambos se reían de mí. Debía huir, todo me daba miedo, las paredes, las palabras del corcho que se repetían con eco en mi cabeza... Y entonces comencé a sentir su presencia. Apanicada, empecé a intentar abrir las puertas que me podían sacar de la habitación, quería salir del cine, de la habitación... Las puertas no estaban cerradas, pero por más fuerza que yo hacía, lograba abrir apenas un poco y luego la puerta se cerraba fuertemente tras la mínima flaqueza de fuerza.
Empecé a gritar desesperada, hasta que con unas fuerzas que no eran mías, sino del terror, logré abrir la puerta de par en par gritando, al salir la puerta se cierra detrás de mí sin posibilidad de ser abierta de nuevo, bajo unas escaleras que me llevan a la misma habitación, la puerta del baño se transforma en una cortina de plástico en donde mis gritos se mezclan con los gritos de un hombre, escucho el grito, es él. Las cortinas empiezan a moverse como si alguien luchase por salir igual que yo luchaba con las puertas, se veía su cara gritando, sus manos empujando, hasta que sale. Es él, sabía que la verdadera pesadilla estaba a punto de comenzar, pero no podía hacer nada, la película era así, y me entregué a mi destino, debía enamorarme de él. Él me tomó de la mano y me habló dulce, yo me fui acostando en la cama, como si estuviera enamorada, sabía que no podía hacer otra cosa, porque la película es siempre igual, y él estaba a punto de apoderarse de mí, como se había apoderado de ella, y yo sólo miraba hacia los escalones, mientras sentía como su respiración se acercaba a mi cuello. Pero entonces me daba cuenta de que yo tenía consciencia dentro de la película y que, por lo mismo, podía cambiar las cosas. Entonces con todas mis fuerzas abrí los ojos.
Es horrible despertar a oscuras y tardar mucho tiempo en reconocer en dónde estás, sobre todo si el sueño fue demasiado vívido y piensas que despiertas en una habitación real: la del sueño, y pasas por todas las habitaciones posibles de tu memoria sin reconocer ninguna -¿cómo reconocerla si estás completamente a oscuras?-, hasta que te llega un lejanísimo recuerdo de la habitación en la que estás. Y lo peor de todo, es que sigas sintiendo la presencia de la habitación del sueño, que tiene un peso en esa oscuridad, y que te observa, que observa cómo despertaste aterrada en ese sudor frío, que te inunda.
Soñé que iba al cine con Aldo, unos amigos de mis padres y mis padres. Íbamos a ver Psicosis. Pero en mi sueño Psicosis no era realmente la película de los violines de Hermann sino una que era la misma pero la trama era totalmente diferente. En el sueño esa era la verdadera Psicosis.
En algunas escenas el cine se alumbraba entero. Nosotros, como en un teatro, mirábamos en diagonal hacia la pantalla, pero si movíamos la cabeza podíamos ver todo lo que ocurría dentro del cine. A veces al mirar, veía que muchas parejas habían ido para estar a solas... Era más barato que un hotel.
Aldo tenía un poco de miedo porque nunca había visto Psicosis, yo quería verla para verla en pantalla grande, aunque no quería decirle que, precisamente porque sabía lo que venía, yo también tenía miedo, y ya empezaba a arrepentirme de estar ahí.
Entonces todo empezaba.
Una mujer va caminando por un malecón, el agua es azul turquesa, y alguien viene en bote hacia la orilla. El agua está calmada. La chica viene con alguien más, pero ese alguien más no se ve, sino que soy yo, yo veo a través del personaje que lo ve todo. El ojo de la cámara. Íbamos ambas en bikini, ella para meterse al agua se cambia: se pone un traje de baño negro de una sola pieza, mientras hablábamos como si estuviésemos reencontrándonos de algún viaje. Le preguntaba si se encontraba mejor, sabía que había tenido un poblema de esquizofrenia, cosa que el público no sabe aún.
La persona del bote era una mujer que le decía algo a ella, pero ella la ignoraba. Yo sabía que más tarde eso tendría su importancia. Nos metíamos al agua y nadábamos.
Entramos a la habitación de un hotel, o algo parecido. Hay como tres camas: la mía es una para una persona, estaba pegada a la pared; la de ella es más grande, pero con barrotes a los lados como parte de la decoración, estaba en medio de la habitación; y otra de la cual no era consciente. Había un corcho donde había cosas escritas por viajantes anteriores que estaba justo arriba de mi cama. Como era la segunda vez que veía la película, dejaba de prestar atención en los diálogos, que carecían de importancia en ese momento, y detenía la película en una escena para poder leer lo que estaba escrito en ese corcho... Eran palabras con cierto enigma en su conjunto, y la sensación era que, quienes escribieron, estaban en un momento crítico de sus vidas. No recuerdo las palabras exactas.
Pasan más cosas que no recuerdo, ella se ve sumamente segura de sí misma. Quiere hablarme sobre él, o yo soy la que insiste en hablar y le pregunto si puedo acostarme en su cama. Me dice que sí, pero que la condición es que nos miremos frente a frente, -sino él podía aparecer- y que si nos tocábamos fuera fluido y mutuo. Me acosté en su cama y empezó a hablarme, y empezábamos a acariciarnos. Entonces yo la veía, acostada en dirección hacia los pies de la cama, con la cabeza sumergida en agua justo en donde terminaba la cama, como si fuese una pecera gigante y azul en donde ella tenía metida la cabeza. Se cruzan escenas con las del mar del principio, en donde, ambas desnudas hacíamos algo similar. Me daba cuenta entonces que al pensar en el mar, mis manos se entorpecían, sabía que lo que vendría después ya era irreparable, y me daba miedo, pues ya había visto la película; su pecho se había convertido en piedra en mi mano torpe. Sabía que ella sentía que yo ya no fluía, había desaparecido su cabeza sumergida. Dejaba de tocarla y le pedía perdón.
Entonces ya sabía que se despertaría ese lado esquizofrénico (¿qué tanto mío, qué tanto suyo? ¿qué tanto yo era ella?). Sabía que todo estaba a punto de comenzar, quería levantarme e irme del cine y llevarme a Aldo conmigo, pero era demasiado tarde.
Llevábamos varios días ahí, ella había estado imposibilitándome todo. Se fue un día con mi pareja, usando mi vestido, mientras ambos se reían de mí. Debía huir, todo me daba miedo, las paredes, las palabras del corcho que se repetían con eco en mi cabeza... Y entonces comencé a sentir su presencia. Apanicada, empecé a intentar abrir las puertas que me podían sacar de la habitación, quería salir del cine, de la habitación... Las puertas no estaban cerradas, pero por más fuerza que yo hacía, lograba abrir apenas un poco y luego la puerta se cerraba fuertemente tras la mínima flaqueza de fuerza.
Empecé a gritar desesperada, hasta que con unas fuerzas que no eran mías, sino del terror, logré abrir la puerta de par en par gritando, al salir la puerta se cierra detrás de mí sin posibilidad de ser abierta de nuevo, bajo unas escaleras que me llevan a la misma habitación, la puerta del baño se transforma en una cortina de plástico en donde mis gritos se mezclan con los gritos de un hombre, escucho el grito, es él. Las cortinas empiezan a moverse como si alguien luchase por salir igual que yo luchaba con las puertas, se veía su cara gritando, sus manos empujando, hasta que sale. Es él, sabía que la verdadera pesadilla estaba a punto de comenzar, pero no podía hacer nada, la película era así, y me entregué a mi destino, debía enamorarme de él. Él me tomó de la mano y me habló dulce, yo me fui acostando en la cama, como si estuviera enamorada, sabía que no podía hacer otra cosa, porque la película es siempre igual, y él estaba a punto de apoderarse de mí, como se había apoderado de ella, y yo sólo miraba hacia los escalones, mientras sentía como su respiración se acercaba a mi cuello. Pero entonces me daba cuenta de que yo tenía consciencia dentro de la película y que, por lo mismo, podía cambiar las cosas. Entonces con todas mis fuerzas abrí los ojos.
Es horrible despertar a oscuras y tardar mucho tiempo en reconocer en dónde estás, sobre todo si el sueño fue demasiado vívido y piensas que despiertas en una habitación real: la del sueño, y pasas por todas las habitaciones posibles de tu memoria sin reconocer ninguna -¿cómo reconocerla si estás completamente a oscuras?-, hasta que te llega un lejanísimo recuerdo de la habitación en la que estás. Y lo peor de todo, es que sigas sintiendo la presencia de la habitación del sueño, que tiene un peso en esa oscuridad, y que te observa, que observa cómo despertaste aterrada en ese sudor frío, que te inunda.
El transporte de la música
me llevó hasta ti
como el agua que al estar en sí
no se da cuenta de su recorrido
hasta que llega a la cascada.
Cómo han cambiado las cosas
cómo he cambiado
la manera de mirarte.
Hacia arriba
como si un sol estuviese
detrás de ti
imposibilitando verte
como realmente eras.
Mi héroe.
Mi refugio.
El tiempo lo ha descifrado
todo...
Tú fuiste real
tan real como ahora:
vulnerable,
tan solo
un humano.
me llevó hasta ti
como el agua que al estar en sí
no se da cuenta de su recorrido
hasta que llega a la cascada.
Cómo han cambiado las cosas
cómo he cambiado
la manera de mirarte.
Hacia arriba
como si un sol estuviese
detrás de ti
imposibilitando verte
como realmente eras.
Mi héroe.
Mi refugio.
El tiempo lo ha descifrado
todo...
Tú fuiste real
tan real como ahora:
vulnerable,
tan solo
un humano.
Sunday, October 9, 2011
Sueño 2
Además me hacía amiga de un fantasma. Todo esto en unas camas en donde uno debía ducharse: el agua era caliente, y yo me acostaba sin quitarme la bata que parecía de hospital. Me había asomado por el resquicio de la puerta en donde estaba mi madre ficticia -o mi madre verdadera porque en todo caso yo era otra- y ella lo hacía de esa manera. A mí nadie me había explicado cómo era el funcionamiento del hotel. Así que observé que debía acostarme con esa bata puesta, sin saber muy bien por qué.
Eran dos regaderas: una me daba al pecho, la otra a las piernas. Salía vapor. Entonces llegaba el novio de la chicafantasma que había conocido y empezaba a hablarme. Me asustaba, mi cuerpo se transparentaba con el agua, y sentía inmovilidad en mis manos, como si estuviesen esposadas a la camilla, pero él hablaba sin darse cuenta de mi incomodidad y eso me relajaba, él ni siquiera me miraba, él hablaba mirando hacía todas las direcciones, menos hacia donde yo estaba.
Entonces entró mi madre, armando un escándalo al encontrar a un hombre en mi habitación y lo echaron del hotel, quitándole la posibilidad de encontrarse con su amadafantasma.
Eran dos regaderas: una me daba al pecho, la otra a las piernas. Salía vapor. Entonces llegaba el novio de la chicafantasma que había conocido y empezaba a hablarme. Me asustaba, mi cuerpo se transparentaba con el agua, y sentía inmovilidad en mis manos, como si estuviesen esposadas a la camilla, pero él hablaba sin darse cuenta de mi incomodidad y eso me relajaba, él ni siquiera me miraba, él hablaba mirando hacía todas las direcciones, menos hacia donde yo estaba.
Entonces entró mi madre, armando un escándalo al encontrar a un hombre en mi habitación y lo echaron del hotel, quitándole la posibilidad de encontrarse con su amadafantasma.
Sueño
Soñé que tenía que quitarme la ropa, específicamente los calcetines. Me quite un par, y debajo había otro -el par que me había puesto por la mañana sin imaginar que al acostarme soñaría con él- pero resultó ser un par impar: en un pie había uno de otro tamaño y de otro color, en el otro el verde gordito (ya empieza a hacer frío). Habría jurado que me había puesto los dos calcetines iguales, y descubrí que debajo tenía unos mucho más largos, de rayas de colores que me llegaban hasta las rodillas. Una voz en el fondo dijo: "te los tienes que quitar todos".
Thursday, September 8, 2011
Hablando contigo de nuevo me acuerdo de aquella vez en la que me viste sumamente borracha, y yo te decía para todo "por supuesto", y yo me enamoraba de mí misma cada vez que lo decía y notaba que tú también sin darte cuenta, porque era como si esas palabras fueran dichas por algo que venía de un lugar totalmente ajeno a mí, me sorprendía, pero entre más lo decía más se evaporaba la sala en terciopelo rojo... Y nadie se daba cuenta más que nosotros, o por lo menos yo. Eran palabras que no me pertenecían: me sentaban mejor que si fueran mías.
Esa vez que me viste borracha no cuenta, ese "por supuesto" nunca me perteneció. Lo sé porque nunca pude volver a repetirlo, aunque en esa noche no haya parado de decirlo, ahora lo intento, y no puedo. Necesitaré quizá varios tequilas, o necesitaré quizá dejarme poseer por la diosa amagentada... Aunque no sé si ella quiera volver a apoderarse de mí. Si la llego a ver en boca ajena, puede que hasta le ruegue por que se introduzca en mí de nuevo, y embeberme en ella, aunque sea por última vez.
Esa vez que me viste borracha no cuenta, ese "por supuesto" nunca me perteneció. Lo sé porque nunca pude volver a repetirlo, aunque en esa noche no haya parado de decirlo, ahora lo intento, y no puedo. Necesitaré quizá varios tequilas, o necesitaré quizá dejarme poseer por la diosa amagentada... Aunque no sé si ella quiera volver a apoderarse de mí. Si la llego a ver en boca ajena, puede que hasta le ruegue por que se introduzca en mí de nuevo, y embeberme en ella, aunque sea por última vez.
Tuesday, July 26, 2011
La magia de los libros
La magia de los libros no radica solamente en que una u otra palabra te pueda traer subjetividades de alguien, de algún tiempo o de algún espacio. La magia real del libro es lo que a ti, como individuo, te llega de él, que tu subjetividad se despierte y puedas volar con los pies en la tierra a otros tiempos, a otros lugares, incluso puedas llegar a lugares que jamás hubieses pensado que existían en tu imaginación; piensa que aquello que lees, a pesar de permanecer en el tiempo, jamás fue leído de la misma manera por nadie nunca antes.
La magia también radica en lo que rodea al libro: el olor, el lugar, el tacto, ¿por cuantas manos habrá pasado? Y sin embargo tú eres el que lo tiene en sus manos ahora, en este tiempo, en ese espacio, el único que puede medir con precisión su peso, su grosor, puede oler sus años (sí, el tiempo puede olerse), el único que puede sentir con sus dedos sus desperfectos, señal de que ha sido tocado por otras manos antes, puedes ver el lugar en el que se encuentra, el tipo de luz que lo ilumina, los libros entre los cuales se sitúa, incluso cómo cambiarían las cosas en su ausencia: un espacio vacío irremplazable por ningún otro libro -los demás libros pueden intentar cubrir ese vacío, abalanzándose hacía él, pero es un espacio irremplazable-.
A veces es como si los libros te mirasen, y guardasen infinitos secretos que no tienes tiempo vital para descifrar, por eso es importante saber elegir el indicado. A veces el secreto no está en el libro en sí, sino en eso que lo rodea… En ese vacío que deja. ¿Qué más misterioso que la oscuridad de algo que antes estuvo ahí pero que deja de estar?
La magia también radica en lo que rodea al libro: el olor, el lugar, el tacto, ¿por cuantas manos habrá pasado? Y sin embargo tú eres el que lo tiene en sus manos ahora, en este tiempo, en ese espacio, el único que puede medir con precisión su peso, su grosor, puede oler sus años (sí, el tiempo puede olerse), el único que puede sentir con sus dedos sus desperfectos, señal de que ha sido tocado por otras manos antes, puedes ver el lugar en el que se encuentra, el tipo de luz que lo ilumina, los libros entre los cuales se sitúa, incluso cómo cambiarían las cosas en su ausencia: un espacio vacío irremplazable por ningún otro libro -los demás libros pueden intentar cubrir ese vacío, abalanzándose hacía él, pero es un espacio irremplazable-.
A veces es como si los libros te mirasen, y guardasen infinitos secretos que no tienes tiempo vital para descifrar, por eso es importante saber elegir el indicado. A veces el secreto no está en el libro en sí, sino en eso que lo rodea… En ese vacío que deja. ¿Qué más misterioso que la oscuridad de algo que antes estuvo ahí pero que deja de estar?
Friday, July 22, 2011
Justo antes de despertar, mientras reías cuando te decía que me hacías daño, y decías que no era tan malo, ahí tendido en el colchón, pude decirte lo que era evidente para mí, pero invisible para tus ojos que sólo podían verte:
"Yo me dejé por ti"
Recogí mis cosas, abrí la puerta y la cerré detrás de mí.
"Yo me dejé por ti"
Recogí mis cosas, abrí la puerta y la cerré detrás de mí.
Sunday, July 10, 2011
Narcoléptica,
me quedaba dormida dentro de mis sueños, aunque fuesen distintos. Mi despertador biológico no me despertó a las 8:36, sino que me obligué a levantarme de la cama a las 10:49, porque podía volver a quedarme dormida como minutos (¿horas?) antes, cuando sabía que era la hora de levantarme y dentro del sueño volvía a dormir, sin soñar dentro del sueño, o tal vez no eran sueños distintos, sino un sueño dentro de otro, repetidamente.
Esa era mi necesidad de descansar. Mi mente por fin me dejó tranquila más allá de mi subconsciente, dejándome dormir hasta en mis propios sueños.
Esa era mi necesidad de descansar. Mi mente por fin me dejó tranquila más allá de mi subconsciente, dejándome dormir hasta en mis propios sueños.
Saturday, July 9, 2011
El diario de Susan
Dispuesta a vomitarlo todo me siento ante esta pantalla para sacar todo esto de mí.
Primero fue el paraíso terrenal...
Todo era perfecto, la familia me recibía de la mejor manera. Su madre, quien no había querido a su última novia seria, de pronto me adoraba, me regalaba aretes y se preocupaba por mí como si fuese mi propia madre. Su padre era más distante, pero a mí me caía muy bien, era muy introvertido, y tenía una mirada triste, me cayó bien desde el principio porque cuando me lo presentaron me abrazó a pesar de estar muy cansado y de haberse quedado esperando fuera de casa durante el tiempo que tardamos en llegar, por haber olvidado sus llaves. Lo más importante: el perro, capaz de deborar cualquier cosa que detestara, me había aceptado una vez que Paul, vegetariano, me dio una salchicha a mí, vegetariana, para que se la aventase al perro justo al entrar a casa. El perro no dudó en abalanzarse sobre mí pero para lamerme, y no para morderme. "Es increíble, te quiere, esto es una señal". Todo era una señal. Todo funcionaba para que estuviésemos juntos, al menos en ese territorio, en el territorio de su casa.
Fuera de su casa el territorio se hacía más hóstil, por lo menos en lo que se refiere a mi propia familia. Mi hermano estaba sumamente molesto de que yo pasara prácticamente todo el tiempo en casa de Paul. Mi madre me gritaba por teléfono que debía dormir en casa de mi hermano. Mi hermano me llegó a gritar y a mirarme con su mirada petrificadora con la que me siento sumamente amenazada y con la que mi cuerpo reacciona en sentido de supervivencia preparando la adrenalina que me haga salir corriendo en cualquier instante. Yo permanecí firme, temblando, pero firme. Defendiendo lo nuestro.
Siempre he tenido el apoyo completo de mi familia, sin embargo en este caso las cosas eran diferentes. Supongo que veía señales en donde quería verlas, pero sinceramente, en ese momento estaba haciendo lo correcto, disfrutar a más no poder una relación.
Las pocas veces que vi a mis amigos estuvieron muy cercanos conmigo, a veces me miraban como si no me conociecen, y estaban sumamente distantes con él, como si fuese un enemigo. Yo me sentía en medio, pero no me mortificaba, me sentía muy tranquila y comprendía que actuasen así ya que no lo conocían.
Con Paul todo era perfecto. No discutíamos, casi, y me trataba como a la princesa que Disney nos mete en el subconsciente hasta ahogarnos en una ficción poco fructífera, pero pasando casi todo el tiempo en la cama, no porque fuese la bella durmiente, sino porque explotábamos la sexualidad de maneras insospechadas. Aún así, su carácter se asomaba a veces, sobre todo cuando quería salir con amigos a solas, o cuando me ponía triste por la situación que tenía con mi hermano. Él se molestaba conmigo, y yo por mantener cierta armonía intentaba tranquilizarlo quedándome a su lado... Tampoco lo vi como una señal.
Aldo ya me había advertido de su mal carácter, pero no quise escucharlo, después de todo él era para mí "todo lo que siempre había deseado". Creía en mis sueños, me apoyaba, me regalaba sonrisas, me cuídaba, y, lo más importante, se dejaba querer y cuidar por mí, era sensible y comprensivo.
A veces las personas usamos máscaras...
Esa era una máscara suya. Puede ser que yo la haya fomentado añadiéndole virtudes desde mi imaginación, después de todo, la gente que me quería no lo veía muy bien, no se veía contenta con él. Yo simplemente pensaba que lo juzgaban sin conocerlo, lo cual es cierto también. Supongo que había varias cosas que chocaban, no se debía solo a él, sino a la situación. Cuando nacen sentimientos suele ser por un conjunto de causas, y nunca por una sola, nunca puede aparecer una causa por sí sola.
Fue así como viajó para verme, para quedarse conmigo por un tiempo.
Todos sus planes, que me encantaban, de pronto se vieron olvidados por él mismo. Llegó a casa, y se instaló en mi habitación. En un principio yo prefería que alquilara una habitación cerca de donde vivo, pero él insistió en que "ya que viajaba para acá, lo más lógico es que vivamos juntos". Y así fue como a mis veintiún años viví por primera vez con una persona. El problema principal fue que el espacio en el que él se instaló no era un lugar neutro para mí, sino que era mi lugar.
Él compró el billete de ida y vuelta prácticamente sin consultármelo, yo simplemente acepté con una sonrisa nerviosa una vez que él había hecho todas las cuentas, visto todas las posibilidades de viaje, etc. En un principio se quedaría por un mes, pero luego "¿por qué no me quedo para tu cumpleaños?" y entonces se quedó por tres meses, el tiempo máximo que alguien puede estar en Europa sin un visado. Me parecía que era una decisión que era importante pensarla entre ambos y con tiempo, pero Paul siempre fue muy impulsivo, y sin decir nada, un día me dijo que ya estaba todo listo.
Tenía malos presentimientos de ese viaje, siempre he sido muy celosa de mi espacio, mi familia lo sabe perfectamente. Me encanta estar sola, tener momentos para mí únicamente. No puedo estar acompañada durante varios días, me puedo volver loca. Necesito aire, respirar tranquilamente, estar en silencio absoluto tal vez escuchando mi propio corazón, a veces ni siquiera. He sido así desde que era pequeña, jugaba sola en los recreos, las maestras se preocupaban por mí y llamaban a mis padres, pero yo era sumamente feliz. Me encantaba cantar por ahí, y hacer mis propios cuentos en la cabeza. Mis padres bromeaban diciendo que era autista, yo sólo sonreía.
El desengaño...
El hecho de que él viniese y se quedase era romper con esa intimidad, con ese espacio que me pertenecía, que era parte de mí; y yo formaba parte de él. De pronto se llenó de él, y eso fue lo peor, ya no sabía qué era lo que me pertenecía, es más sentía cómo mi lugar dejó de ser mío para empezar a ser suyo.
Él vino a no hacer nada, a sentarse en el suelo de la habitación con su máquina y estar metido en twitter todo el día. Por las noches dormíamos en una cama, que ya no era mía, él no me dejaba dormir pronto porque no tenía sueño, yo al día siguiente tenía que madrugar, él se quedaba durmiendo tomando el poder de toda la cama y yo marchaba a clase con un sueño insoportable.
Las cosas se fueron distorcionando poco a poco. Él cambió su máscara, o yo cambié la mirada que tenía de su máscara. Pero mi libertad pronto se fue reduciendo, y con ella, mi propia vida. Tuve que ir a urgencias un día porque me dolía la cabeza desde hacía días, no podía levantarme de la cama porque me caía, tenía una infección renal, y no podía hacer nada por mí... Paul era agridulce. Me cuídaba muchísimo, me traía la comida a la cama, me decía que debía sentirme mejor, pero seguía acostándose conmigo y con la infección renal.
Él dejó de creer en lo que yo creía, y me empezó a anular. De pronto mis planes a futuro se vieron interrumpidos por sus propias palabras, después me pedía perdón, y decía que lo hacía porque tenía miedo de que él no estuviese en esos planes. Me decía que no fuera a los lugares que eran importantes para mí, y a veces se enojaba porque iba. No se trataba de tomar un café con alguna amiga, apenas podía tomarme un café clandestinamente después de clase con Carmen, sino que se trataba de mis actividades habituales, las que me llenaban: mi espacio externo empezó a contaminarse de él. No podía disfrutar de los lugares que solía disfrutar porque tampoco eran míos ya, sentía como si no debiese estar en ellos.
A veces los ríos se desbordan...
Tomaba clases de "danza profesional" los domingos por la mañana, y ahí se materializaron todos mis sentimientos. Se materializaron en lágrimas, en sollozos, en sonidos irracionales, se fugaron un montón de sentimientos que ni siquiera sabía que sentía; me había anulado a mí misma.
Salía de las clases sabiendo lo que tenía que hacer, debía terminar con eso. Pero al llegar a mi casa me encontraba en su territorio, no podía hacerlo, no tenía fuerzas para hacerlo.
Se cumplió el tiempo de su estancia. Nadie de mi entorno lo quería, absolutamente nadie, todo lo contrario, con la excepción de una persona, todos los demás deseábamos que se fuera. Yo en parte no quería que se fuera porque me quedaba en su espacio, y me daba miedo estar sola en él, como si me fuese a absorver o algo semejante.
Seguimos hablando por internet, pero no duramos mucho. Vi como había quedado yo, y mi cuarto, y todo; lo comparé con lo que alguna vez había sido, cuando él no estaba aquí. Después de clase me iba directo a casa a encender la computadora y hablar con él por skype, muchas veces no teníamos nada qué decirnos. Hasta un día, que me rebelé. Me fui con mis amigas de danza a tomar algo, él me mandó mensajes para saber qué pasaba, por qué no estaba conectada, se lo dije, me llamó por teléfono, discutimos.
Paul siempre fue muy manipulador conmigo, a veces rayando en lo absurdo, sobre todo en esos días. Me arruinó la noche, llegué a casa y estuvimos discutiendo hasta las tres de la mañana (él, amante de las discusiones, y yo todo lo contrario). Terminé tres veces con él esa noche, pero manipulaba todo de manera que no pudiese ser así. En las discusiones me decía cosas para lastimarme, para hundirme. Sabía en donde me dolía, era como si quisiese hacerme vulnerable para quedarme a su lado. Para sentirse superior a mí.
Al día siguiente le envié un mensaje terminando con él, y empezó la guerra de acoso telefónico, a todas horas, en todos los ámbitos. Yo estaba en una crisis nerviosa, no sabía que hacer. Hasta que poco a poco fue desistiendo. Después de dos meses volvió, y luego se fue, ojalá sea para siempre.
Este es el diario de Susan, seguramente el diario de Paul sea muy diferente.
Al final me dio a entender que yo era la que lo había lastimado a él. A veces me pregunto si realmente fue así, porque muchas veces por vanidad, negamos ciertas acciones o actitudes. Lo único que sé firmemente es que estoy mucho mejor sin él. Y doy gracias por habérmelo cruzado por el camino, porque no volveré a dejar que nadie pase por encima de mí. Porque sé que el amor sincero jamás le haría daño a otra persona por miedo a quedarse solo, sino que daría la libertad a la persona que ama, para que esta pueda realizarse.
Sanación...
Ahora me voy sintiendo mejor conmigo y estoy recuperando mi habitación perdida. No estoy esperando nada a cambio, y aprendo a disfrutar cada día, sola y acompañada (nunca estamos solos). Y citando a alguien que escuché hace poco: "¿tengo motivos para quejarme? sí ¿tengo motivos para no quejarme? muchísimos más".
Primero fue el paraíso terrenal...
Todo era perfecto, la familia me recibía de la mejor manera. Su madre, quien no había querido a su última novia seria, de pronto me adoraba, me regalaba aretes y se preocupaba por mí como si fuese mi propia madre. Su padre era más distante, pero a mí me caía muy bien, era muy introvertido, y tenía una mirada triste, me cayó bien desde el principio porque cuando me lo presentaron me abrazó a pesar de estar muy cansado y de haberse quedado esperando fuera de casa durante el tiempo que tardamos en llegar, por haber olvidado sus llaves. Lo más importante: el perro, capaz de deborar cualquier cosa que detestara, me había aceptado una vez que Paul, vegetariano, me dio una salchicha a mí, vegetariana, para que se la aventase al perro justo al entrar a casa. El perro no dudó en abalanzarse sobre mí pero para lamerme, y no para morderme. "Es increíble, te quiere, esto es una señal". Todo era una señal. Todo funcionaba para que estuviésemos juntos, al menos en ese territorio, en el territorio de su casa.
Fuera de su casa el territorio se hacía más hóstil, por lo menos en lo que se refiere a mi propia familia. Mi hermano estaba sumamente molesto de que yo pasara prácticamente todo el tiempo en casa de Paul. Mi madre me gritaba por teléfono que debía dormir en casa de mi hermano. Mi hermano me llegó a gritar y a mirarme con su mirada petrificadora con la que me siento sumamente amenazada y con la que mi cuerpo reacciona en sentido de supervivencia preparando la adrenalina que me haga salir corriendo en cualquier instante. Yo permanecí firme, temblando, pero firme. Defendiendo lo nuestro.
Siempre he tenido el apoyo completo de mi familia, sin embargo en este caso las cosas eran diferentes. Supongo que veía señales en donde quería verlas, pero sinceramente, en ese momento estaba haciendo lo correcto, disfrutar a más no poder una relación.
Las pocas veces que vi a mis amigos estuvieron muy cercanos conmigo, a veces me miraban como si no me conociecen, y estaban sumamente distantes con él, como si fuese un enemigo. Yo me sentía en medio, pero no me mortificaba, me sentía muy tranquila y comprendía que actuasen así ya que no lo conocían.
Con Paul todo era perfecto. No discutíamos, casi, y me trataba como a la princesa que Disney nos mete en el subconsciente hasta ahogarnos en una ficción poco fructífera, pero pasando casi todo el tiempo en la cama, no porque fuese la bella durmiente, sino porque explotábamos la sexualidad de maneras insospechadas. Aún así, su carácter se asomaba a veces, sobre todo cuando quería salir con amigos a solas, o cuando me ponía triste por la situación que tenía con mi hermano. Él se molestaba conmigo, y yo por mantener cierta armonía intentaba tranquilizarlo quedándome a su lado... Tampoco lo vi como una señal.
Aldo ya me había advertido de su mal carácter, pero no quise escucharlo, después de todo él era para mí "todo lo que siempre había deseado". Creía en mis sueños, me apoyaba, me regalaba sonrisas, me cuídaba, y, lo más importante, se dejaba querer y cuidar por mí, era sensible y comprensivo.
A veces las personas usamos máscaras...
Esa era una máscara suya. Puede ser que yo la haya fomentado añadiéndole virtudes desde mi imaginación, después de todo, la gente que me quería no lo veía muy bien, no se veía contenta con él. Yo simplemente pensaba que lo juzgaban sin conocerlo, lo cual es cierto también. Supongo que había varias cosas que chocaban, no se debía solo a él, sino a la situación. Cuando nacen sentimientos suele ser por un conjunto de causas, y nunca por una sola, nunca puede aparecer una causa por sí sola.
Fue así como viajó para verme, para quedarse conmigo por un tiempo.
Todos sus planes, que me encantaban, de pronto se vieron olvidados por él mismo. Llegó a casa, y se instaló en mi habitación. En un principio yo prefería que alquilara una habitación cerca de donde vivo, pero él insistió en que "ya que viajaba para acá, lo más lógico es que vivamos juntos". Y así fue como a mis veintiún años viví por primera vez con una persona. El problema principal fue que el espacio en el que él se instaló no era un lugar neutro para mí, sino que era mi lugar.
Él compró el billete de ida y vuelta prácticamente sin consultármelo, yo simplemente acepté con una sonrisa nerviosa una vez que él había hecho todas las cuentas, visto todas las posibilidades de viaje, etc. En un principio se quedaría por un mes, pero luego "¿por qué no me quedo para tu cumpleaños?" y entonces se quedó por tres meses, el tiempo máximo que alguien puede estar en Europa sin un visado. Me parecía que era una decisión que era importante pensarla entre ambos y con tiempo, pero Paul siempre fue muy impulsivo, y sin decir nada, un día me dijo que ya estaba todo listo.
Tenía malos presentimientos de ese viaje, siempre he sido muy celosa de mi espacio, mi familia lo sabe perfectamente. Me encanta estar sola, tener momentos para mí únicamente. No puedo estar acompañada durante varios días, me puedo volver loca. Necesito aire, respirar tranquilamente, estar en silencio absoluto tal vez escuchando mi propio corazón, a veces ni siquiera. He sido así desde que era pequeña, jugaba sola en los recreos, las maestras se preocupaban por mí y llamaban a mis padres, pero yo era sumamente feliz. Me encantaba cantar por ahí, y hacer mis propios cuentos en la cabeza. Mis padres bromeaban diciendo que era autista, yo sólo sonreía.
El desengaño...
El hecho de que él viniese y se quedase era romper con esa intimidad, con ese espacio que me pertenecía, que era parte de mí; y yo formaba parte de él. De pronto se llenó de él, y eso fue lo peor, ya no sabía qué era lo que me pertenecía, es más sentía cómo mi lugar dejó de ser mío para empezar a ser suyo.
Él vino a no hacer nada, a sentarse en el suelo de la habitación con su máquina y estar metido en twitter todo el día. Por las noches dormíamos en una cama, que ya no era mía, él no me dejaba dormir pronto porque no tenía sueño, yo al día siguiente tenía que madrugar, él se quedaba durmiendo tomando el poder de toda la cama y yo marchaba a clase con un sueño insoportable.
Las cosas se fueron distorcionando poco a poco. Él cambió su máscara, o yo cambié la mirada que tenía de su máscara. Pero mi libertad pronto se fue reduciendo, y con ella, mi propia vida. Tuve que ir a urgencias un día porque me dolía la cabeza desde hacía días, no podía levantarme de la cama porque me caía, tenía una infección renal, y no podía hacer nada por mí... Paul era agridulce. Me cuídaba muchísimo, me traía la comida a la cama, me decía que debía sentirme mejor, pero seguía acostándose conmigo y con la infección renal.
Él dejó de creer en lo que yo creía, y me empezó a anular. De pronto mis planes a futuro se vieron interrumpidos por sus propias palabras, después me pedía perdón, y decía que lo hacía porque tenía miedo de que él no estuviese en esos planes. Me decía que no fuera a los lugares que eran importantes para mí, y a veces se enojaba porque iba. No se trataba de tomar un café con alguna amiga, apenas podía tomarme un café clandestinamente después de clase con Carmen, sino que se trataba de mis actividades habituales, las que me llenaban: mi espacio externo empezó a contaminarse de él. No podía disfrutar de los lugares que solía disfrutar porque tampoco eran míos ya, sentía como si no debiese estar en ellos.
A veces los ríos se desbordan...
Tomaba clases de "danza profesional" los domingos por la mañana, y ahí se materializaron todos mis sentimientos. Se materializaron en lágrimas, en sollozos, en sonidos irracionales, se fugaron un montón de sentimientos que ni siquiera sabía que sentía; me había anulado a mí misma.
Salía de las clases sabiendo lo que tenía que hacer, debía terminar con eso. Pero al llegar a mi casa me encontraba en su territorio, no podía hacerlo, no tenía fuerzas para hacerlo.
Se cumplió el tiempo de su estancia. Nadie de mi entorno lo quería, absolutamente nadie, todo lo contrario, con la excepción de una persona, todos los demás deseábamos que se fuera. Yo en parte no quería que se fuera porque me quedaba en su espacio, y me daba miedo estar sola en él, como si me fuese a absorver o algo semejante.
Seguimos hablando por internet, pero no duramos mucho. Vi como había quedado yo, y mi cuarto, y todo; lo comparé con lo que alguna vez había sido, cuando él no estaba aquí. Después de clase me iba directo a casa a encender la computadora y hablar con él por skype, muchas veces no teníamos nada qué decirnos. Hasta un día, que me rebelé. Me fui con mis amigas de danza a tomar algo, él me mandó mensajes para saber qué pasaba, por qué no estaba conectada, se lo dije, me llamó por teléfono, discutimos.
Paul siempre fue muy manipulador conmigo, a veces rayando en lo absurdo, sobre todo en esos días. Me arruinó la noche, llegué a casa y estuvimos discutiendo hasta las tres de la mañana (él, amante de las discusiones, y yo todo lo contrario). Terminé tres veces con él esa noche, pero manipulaba todo de manera que no pudiese ser así. En las discusiones me decía cosas para lastimarme, para hundirme. Sabía en donde me dolía, era como si quisiese hacerme vulnerable para quedarme a su lado. Para sentirse superior a mí.
Al día siguiente le envié un mensaje terminando con él, y empezó la guerra de acoso telefónico, a todas horas, en todos los ámbitos. Yo estaba en una crisis nerviosa, no sabía que hacer. Hasta que poco a poco fue desistiendo. Después de dos meses volvió, y luego se fue, ojalá sea para siempre.
Este es el diario de Susan, seguramente el diario de Paul sea muy diferente.
Al final me dio a entender que yo era la que lo había lastimado a él. A veces me pregunto si realmente fue así, porque muchas veces por vanidad, negamos ciertas acciones o actitudes. Lo único que sé firmemente es que estoy mucho mejor sin él. Y doy gracias por habérmelo cruzado por el camino, porque no volveré a dejar que nadie pase por encima de mí. Porque sé que el amor sincero jamás le haría daño a otra persona por miedo a quedarse solo, sino que daría la libertad a la persona que ama, para que esta pueda realizarse.
Sanación...
Ahora me voy sintiendo mejor conmigo y estoy recuperando mi habitación perdida. No estoy esperando nada a cambio, y aprendo a disfrutar cada día, sola y acompañada (nunca estamos solos). Y citando a alguien que escuché hace poco: "¿tengo motivos para quejarme? sí ¿tengo motivos para no quejarme? muchísimos más".
Wednesday, July 6, 2011
Universal
Jugando a vanidades
dos estrellas, dos soles que alumbran
y un sol dormido
jugando a coleccionar constelaciones inventadas
del color de la tierra
y no del cielo
en superficies suaves,
jugando,
se pierden,
y jugando
al oleaje
y al viento,
se sumerjen
encontrándose al perderse.
Volviéndose una suave calidez
que resplandece.
dos estrellas, dos soles que alumbran
y un sol dormido
jugando a coleccionar constelaciones inventadas
del color de la tierra
y no del cielo
en superficies suaves,
jugando,
se pierden,
y jugando
al oleaje
y al viento,
se sumerjen
encontrándose al perderse.
Volviéndose una suave calidez
que resplandece.
Tuesday, June 7, 2011
El que busca encuentra
Lo dejo todo para buscarme en un café al que no había entrado nunca.
Curiosamente sin darme cuenta, me siento frente a mí, pero no me veo hasta levantar los ojos de la bolsa de té. Y una vez que manchas visuales se levantan y se van, me veo también detrás de mí. Volteo hacia más sitios, para encontrarme cada vez más. Estoy sentada a mi lado.
Repetidamente me repito, soy yo, cada vez más lejana, más distorcionada, entre más lejos más verdosa. Es un verde que muere en el gris.
Qué me pueden decir ellas. No lo sé. Sólo presiento que ellas no sienten, no piensan, no pueden enseñarme nada. Se sumergen en su plana profundidad, y por eso no puedo mirarlas sin que me obliguen a desviar la mirada hacia otra parte.
Curiosamente sin darme cuenta, me siento frente a mí, pero no me veo hasta levantar los ojos de la bolsa de té. Y una vez que manchas visuales se levantan y se van, me veo también detrás de mí. Volteo hacia más sitios, para encontrarme cada vez más. Estoy sentada a mi lado.
Repetidamente me repito, soy yo, cada vez más lejana, más distorcionada, entre más lejos más verdosa. Es un verde que muere en el gris.
Qué me pueden decir ellas. No lo sé. Sólo presiento que ellas no sienten, no piensan, no pueden enseñarme nada. Se sumergen en su plana profundidad, y por eso no puedo mirarlas sin que me obliguen a desviar la mirada hacia otra parte.
Sunday, June 5, 2011
Desenterrando las subjetividades del mar.
Entiendo que tengas una subjetividad, y te quiero por eso, sólo mira, yo tengo la mía, ¿puedes verla? No te pido que veas el mundo a través de mí, sólo quiero que veas que existe un mundo diferente al tuyo en mí y que por eso, sólo por eso, debes dejarme ir.
Saturday, April 16, 2011
Sunday, April 10, 2011
Sentada justo debajo de una grieta que atraviesa todo el techo...
Mi mente está en cama desde hace días,
arropando mis emociones,
durmiendo a veces.
Sí, el sol ha salido, ha hecho calor, he reído, he comido helado, he conversado, pero estoy
quieta.
Perdidamente quieta.
Como si la grieta que atraviesa todo el techo fuera la responsable.
Pero no lo es.
Cuando los recuerdos atacan los sueños...
y despierto
y los recuerdos me recuerdan recordando los recuerdos y me enredan
recordándote.
arropando mis emociones,
durmiendo a veces.
Sí, el sol ha salido, ha hecho calor, he reído, he comido helado, he conversado, pero estoy
quieta.
Perdidamente quieta.
Como si la grieta que atraviesa todo el techo fuera la responsable.
Pero no lo es.
Cuando los recuerdos atacan los sueños...
y despierto
y los recuerdos me recuerdan recordando los recuerdos y me enredan
recordándote.
Saturday, March 5, 2011
resistencia del cuerpo n°1
silenciosos lagos
que en tu piel gravitan
ha llovido
sí
al borde del desborde
se vierten por la arena
con dificultad rocosa
rocas lodosas
el agua se ahoga
¿a dónde va el agua
cuándo se ahoga?
debajo de tu tierra
la lava te quema
la lava: agua densa
ya nada es materia
pero insistes
tu mano se alarga
no
la puerta del viento
se ha cerrado desde dentro
sube la lava un grado
fuego
se deshace el lodo
los ríos huyen de los lagos
se desdibujan los bordes
agua
un grito ausente aterra
el grito de la lava
el grito mudo de la lava
aire
la arena se deslava
tiembla
que en tu piel gravitan
ha llovido
sí
al borde del desborde
se vierten por la arena
con dificultad rocosa
rocas lodosas
el agua se ahoga
¿a dónde va el agua
cuándo se ahoga?
debajo de tu tierra
la lava te quema
la lava: agua densa
ya nada es materia
pero insistes
tu mano se alarga
no
la puerta del viento
se ha cerrado desde dentro
sube la lava un grado
fuego
se deshace el lodo
los ríos huyen de los lagos
se desdibujan los bordes
agua
un grito ausente aterra
el grito de la lava
el grito mudo de la lava
aire
la arena se deslava
tiembla
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